Comenzamos diciendo que Qasem Soleimani nació el 11 de marzo de 1957 en el pueblo de Qanat-e Malek, en la provincia de Kermán en una familia de pocos recursos, siendo un personaje desconocido hasta la guerra Irak-Irán donde tras bastidores jugó un papel principal en la creación de estrategias.
A partir de 1998, comandó la Fuerza Quds (significa Jerusalén en farsi y árabe, ciudad que buscan «liberar») es el comando encargado de las operaciones clandestinas en el exterior de la Guardia Revolucionaria; estas fuerzas surgieron como la rama de asuntos externos en materia de apoyo y asesoría militar en el Mundo Arabe.
Soleimani también fue responsable de la cooperación que discretamente establecieron Washington y Teherán para derrocar al Talibán en Afganistán en 2001 y para prevenir un mayor deterioro de la situación de seguridad en Irak en 2007; seguidamente los Estados Unidos estuvieron bombardeando al autodenominado Estado Islámico (EI), para apoyar a la coalición entre el ejército iraquí, combatientes kurdos de las fuerzas peshmerga y milicias chiitas pero en el terreno, es Irán el que junto al liderazgo de Soleimani enfrenta cara a cara al EI.
Considerado como hombre de confianza del ayatolá, a quien reportaba directamente, viajaba constantemente al terreno, donde hablaba con los milicianos Chiitas, entraba y salía de Irak, Siria y El Líbano constantemente, siempre al frente pero discreto. Dos de las acciones políticas y militares más importante fueron que en El Líbano, apoyó al grupo chiita Hezbolá y en Siria, fortaleció al presidente Bashar al Asad.
En la madrugada de este viernes, Soleimani murió durante un bombardeo de Estados Unidos contra del vehículo en el que se desplazaba cerca del aeropuerto de Bagdad. El Pentágono confirmó que ejecutó el ataque «por orden del presidente» Donald Trump en cuyo comunicado oficial establece:
«El ataque estaba destinado a disuadir futuros planes de ataque de Irán. Estados Unidos seguirá actuando como considere necesario para proteger a nuestra gente y nuestros intereses, donde quiera que estén».
Las autoridades iraníes han deplorado la muerte de Soleimani, quien ha sido calificado como «mártir» por el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, situación que pudiera acarrear tres consecuencias internacionales: el alza en el precio del petróleo (cosa que ya está ocurriendo), respuesta militar armada por parte de Irán (hecho ocurrido el 7 de enero) y una posible escalada violenta con la participación de otros países de la región, Europa y los EEUU.
Por la solidaridad y la entrega con la causa de su pueblo, sin lugar a dudas que el asesinato del General Soleimani tendrá un impacto significativo en la historia reciente del Mundo Arabe sobre todo en la nación iraní que se desbordó en manifestaciones de dolor y rabia.