Pocos países se atreven, como lo hace el nuestro, a emprender una lucha frontal contra la corrupción, como la que hemos visto en los últimos días, donde el propio presidente de la República, Nicolás Maduro, se puso al frente, de manera enérgica, para llegar al fondo, hasta las últimas consecuencias, con la activación decidida de la Fiscalía General de la República, la Policía Anticorrupción y la Asamblea Nacional, y el apoyo del Alto Mando Político de la Revolución, y el no menos importante, el del pueblo movilizado en las calles.
¿Pero será verdad, como vocifera la mediática burguesa que nunca ha existido tanta corrupción como ahora? Nadie puede olvidar que el Caracazo en 1989 y la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992 tuvieron entre sus causas fundamentales la indignación del pueblo ante la gigantesca corrupción de la depravada democracia adeco-copeyana, cuyas cúpulas podridas desfalcaron al país impunemente.
Fueron miles los casos de corrupción denunciados, con los que se hizo famoso aquello de “delitos sin delincuentes”.
Recordemos algunos muy sonados:
Robo de 300 mil millones de bolívares en la construcción del Terminal de La Bandera, 5 mil millones en Inmerca, y por la concesión del Cementerio General del Sur 1.500 millones, capo: Antonio Ledezma.
Desfalco y robos con el Viernes Negro, 300 mil millones de dólares, responsables: Luis Herrera Campíns y Leopoldo Díaz Bruzual; el robo con las cuentas mancomunadas, 1.200 millones de dólares, Cecilia Matos y Carlos Andrés Pérez (CAP); robo de 700 millones de bolívares, Vinicio Carrera (Luis Herrera); robo en el Banco de Los Trabajadores (BTV) 1.800 millones de bolívares, Carlos Ortega y CAP; el “Sierra Nevada”, 400 millones de dólares, CAP; la Manzopol, Policía de Manzo González, robo de “jeeps” y armas para el CEN de AD, 180 millones de dólares, Jaime Lusinchi.
Robos en los Bancos Progreso y Latino, 90 mil millones de bolívares, Luis Herrera-Orlando Castro; robo y quiebra de Viasa, 65 mil millones de bolívares, CAP; Recadi, monto en dólares que nunca se sabrá, Jaime Lusinchi; los cheques de la mamá de Leopoldo López para fundar Primero Justicia; los jeeps de Ciliberto; y un largo etc.
Sin contar ahora lo de la banda de Guaidó-López y consortes, que es como seguir removiendo “esta ciénaga pestilente” diría Erasmo de Róterdam en Elogio de la locura.
IRÁN AGUILERA