El Secretario de Estados de los EE.UU. Antony Blinken definió lo que será el cambio de enfoque de la política exterior de la administración de Biden.
El jefe de la diplomacia norteamericana reconoció como un error de su país la estrategia de la promoción e imposición “de la democracia” por medios violentos.
Uno de esos métodos reconocidos por Blinken como muy malos ha sido el de la intervención militar, las cuales no han funcionado a pesar de haber estado inspiradas por una muy buena intención.
En este marco, Blinken soltó una expresión que es una incógnita. Dijo que la nueva administración hará las cosas “de manera diferente”.
La sugerencia, más que un halago a la cordura diplomática, es más a un cambio de enfoque en la estrategia para conseguir los mismo objetivos.
Con los demócratas cambiarán las formas, pero no dijo que desistirán del propósito de promover algunos cambios de régimen, lo cual ya denota el dibujo de un contraste en las formas respecto a Trump.
El manifiesto de Blinken describe elocuentemente que las diferencias entre demócratas y republicanos son simplemente las formas. Los conservadores operan muchas veces de manera dura, pura y violenta; y los liberales con modales suaves, invisibles e implacables.
Sobre el caso de China, la describió “la mayor prueba geopolítica del siglo XXI”, contra la cual serán “competitivos cuando deban serlo, colaborativos cuando puedan serlo, y adversos cuando tengan que serlo”.
Para los EE.UU. son los chinos y no ellos los que desafía seriamente “el sistema internacional estable y abierto”.
