Robert Alonso y la finca Daktari 2004: un viaje en el tiempo por la historia golpista

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«Una biografía sobre mi persona puede ser leída en la enciclopedia Wikipedia. Luego de haber sido acusado por la Fiscalía Militar de promover los disturbios de febrero-marzo de 2004, por cuya acusación me vi obligado a la clandestinidad dentro de Venezuela, el régimen descubre en mi vivienda – la finca Daktari – un contingente de mercenarios colombianos que eran paramilitares que venían a asesinarlo (a Chávez). Para cuando se produce la «captura», el 9 de mayo de 2004 (día de las madres), ya tenía semanas de haber llegado a Estados Unidos…”
Robert Alonso

La operación fue en la madrugada. Funcionarios de la extinta Dirección de Inteligencia Policial (Disip) y la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) entraron a la hacienda Daktari, ubicada en una zona boscosa cerca de Caracas, para detener a 153 paramilitares colombianos que planificaban asesinar al mandatario venezolano, Hugo Chávez Frías. Eran las 2:30 am del domingo 9 de mayo de 2004.

Tras casi un año de pesquisas, un grupo de acciones especiales ubicó al cónclave terrorista que había utilizado la finca, propiedad de Robert Alonso –hermano de la actriz venezolana María Conchita Alonso– (más famosa en los últimos años por su «oposición demencial» al proceso revolucionario venezolano, que su por trabajo en el mundo del espectáculo), como lugar de entrenamiento para cumplir la «misión» de asesinar al Jefe de Estado, por orden de los grupos de oposición del país. El periodista Darvin Romero Montiel entrevistó a unos de los capturados en “Daktari” y el mismo reveló que Alonso los había captado ofreciéndole a cada uno de ellos 500 mil pesos.

Pero, ¿quién es realmente Robert Alonso?

Robert Alonso nació en la ciudad de Cienfuegos, Cuba, el 23 de agosto de 1950. A la edad de once años, en agosto de 1961, emigró “por razones políticas” a Venezuela, con toda su familia. Robert se graduó en la «Alta Escuela de Televisión y Cine» en Munich, Alemania y de Comunicación Social (periodismo) en Aberdeen, Escocia. Hizo su pasantía, durante un año, en la televisora de Berlín (occidental), en 1974. En 1975 se residenció en la ciudad de Miami, donde trabajó como productor independiente para la S.I.N. (Spanish International Network, hoy Univisión).

En 1979 cubrió la caída del dictador nicaragüense, Anastasio Somoza. Más tarde fungiría como corresponsal de guerra en Vietnam, Camboya y Laos. En 1980 regresa a Venezuela y es contratado por Radio Caracas Televisión como productor. A partir de esa época su nombre se asocia además de la televisión a varios escándalos que protagonizó en la “noche caraqueña” en donde los excesos, las drogas y el sexo fueron los ingredientes más recurrentes.

Al llegar Hugo Chávez al poder en Venezuela, se compromete con la política, desde el bando opositor más radical y lo adversa profundamente, abandona el país en el mes de abril del año 2004. Llega a Miami y funda una televisora virtual, «Guarimba TV». Alonso fue el creador de las “guarimbas” y se hicieron virales sus instrucciones en las redes sociales sobre cómo crear caos y violencia.

 

El plan de magnicidio se frustró a días de su ejecución. Los paramilitares tenían previsto concretar el atentado el 12 de mayo: un grupo élite asesinaría a Chávez durante una cena con banqueros en La Casona (residencia presidencial), otros irregulares asaltarían el Palacio de Miraflores y un conjunto irrumpiría en los depósitos de armas ubicados en el Comando Regional Nº 5 de la Guardia Nacional y la base aérea de La Carlota. Un oficial de la aviación secuestraría una aeronave para bombardear la sede de Gobierno.

La actuación de las autoridades venezolanas permitió la detención de los terroristas, entre los cuales se encontraban al menos tres líderes implicados en numerosos asesinatos en zonas campesinas de Colombia, expertos en «corte de corbata», una incisión que se hace en la garganta para desangrar a la víctima. Su prontuario de atrocidades también incluía mutilaciones y castraciones.

Conspiración de derecha

Los nombres de políticos de la derecha venezolana implicados en la operación paramilitar eran conocidos. Entre los «cabecillas» estaba el empresario Pedro Carmona Estanga, golpista que usurpó el poder en Miraflores durante el breve golpe de Estado contra Chávez, perpetrado en abril de 2002.

Un correo electrónico enviado por una de las autoras intelectuales del plan de magnicidio, María Luisa Chiossone, involucraba directamente a Carmona en el atentado. Una intercepción a la cuenta de correo de Chiossone por parte de la inteligencia venezolana develó que la ex directora ejecutiva del Bloque de Prensa se enviaba mensajes con el empresario golpista. Ella se identificaba como «Yuyita» y a Carmona lo apodaba «el Don».

Entre los acusados de financiar a esos grupos estaba el ex secretario general de Acción Democrática (AD), Rafael Marín, quien también había participado en el golpe de Estado contra Chávez y en ese entonces presidía la asociación civil «Ciudadano Común». Otro de los nombres estampados con la mácula conspiradora fue el del empresario Gustavo Zingg Machado, señalado de dar recursos a los paramilitares y de haber participado en las reuniones en las que se planificaba el atentado.

El apoyo a la dictadura de Carmona fue uno de los denominadores comunes entre los implicados en el caso Daktari. Ovidio Poggioli, participante del Carmonazo, la entonces diputada de Primero Justicia (PJ) Liliana Hernández y el militar golpista Jael Contreras Rangel, fueron algunas de las personas vinculadas al intento de magnicidio identificadas por las autoridades venezolanas como resultado de las investigaciones y confesiones posteriores de los paramilitares.

Uribe al tanto

Además de políticos venezolanos, el gobierno del ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, también estaba al tanto de esa operación irregular. Las declaraciones del ex director de informática del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), Rafael García, así lo confirmaron.

García, procesado por sus nexos con el paramilitarismo, aseguró que miembros del gobierno de Uribe se mantenían en contacto con políticos venezolanos para planificar el magnicidio, que se realizaría con la colaboración de grupos irregulares infiltrados al país por el ex director del DAS, Jorge Noguera, quien posteriormente fue condenado a 25 años de prisión por vínculos con las Autodefensas.

Según García, el agente que utilizó Noguera para infiltrar a los paramilitares en Venezuela fue el ex director del DAS en Cúcuta, Jorge Díaz, quien estableció contacto con Alonso, dueño de la finca Daktari, organizador del «plan Guarimba» e integrante de la coalición de derecha denominada «Coordinadora Democrática».

Aunque en principio el gobierno de Uribe afirmó que ninguno de los detenidos tenían antecedentes penales, la versión fue rebatida por el entonces presidente del Congreso, Gustavo Petro, quien alertó que uno de los paramilitares, llamado José Feliciano Yépez, estaba identificado en Colombia con grupos terroristas y señalado por participar en la masacre de “Colosó”, en el departamento neogranadino de Sucre.

Después de esa revelación fue que Bogota informó que 28 de los capturados en la finca Daktari habían prestado servicio militar en Colombia. El silencio de Colombia sobre el caso en esa oportunidad enturbió las relaciones con Caracas.


 

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