Reggaetón independentista: Puerto Rico tras su libertad

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“Y si acaso le negaran lo que
por fuerza es de usted
yo le invito a volar esta vez
con el machete en las alas.

Puerto Rico ala que cayó al mar
que no pudo volar
yo te invito a mi pueblo
y buscamos juntos el mismo cielo.”

Pablo Milanés. Son de Cuba a Puerto Rico.


“Ahhhhh, vamos, ¿María fue un huracán? No exageren tanto… ¡Katrina si era un huracán! Así que dejen de quejarse y lloriquear”. Donald Trump.


Un poco de historia: 

En Puerto Rico la lucha de los patriotas por lograr su independencia, nunca ha desmayado y es de vieja data. Un ejemplo vivo de esa lucha, fue la vida heroica de Pedro Albizu Campos, nacido en la ciudad de Ponce y muerto en San Juan el 21 de abril de 1965, hace 42 años. Estudió en las Universidades de Vermont y Harvard en los Estados Unidos, donde egresó como abogado con los máximos honores.

Por su lucha a favor de la independencia de Puerto Rico, en 1930 se le designó Presidente del Partido Nacionalista Puertorriqueño. Acusado de conspiración cayó preso y fue trasladado a Estados Unidos donde permaneció secuestrado hasta el año de 1947. Gabriela Mistral, poetisa chilena laureada con el Premio Nobel de Literatura, fue a visitar a don Pedro, como le decían, en su cárcel de Atlanta en 1939, pero no lo logró. Entonces escribió: «Fui expresamente a Atlanta para ver a nuestro Albizu. La cárcel me contestó por teléfono que no se recibían otras visitas que las de miembros de la familia. Y me quedé sin verlo Sólo miré -¡con qué tristeza!- la masa de aquella cárcel, donde tenemos al primer puertorriqueño y a lo mejor, al primer hispanoamericano».

Al regresar a Puerto Rico, cansado ya de la opresión de que era víctima su pueblo y ante la imposibilidad de encontrar una salida para su patria, optó por la lucha armada insurreccional. En 1950, los patriotas puertorriqueños se alzaron contra el imperio y protagonizaron una serie de eventos como el que tuvo lugar en el 30 de octubre cuando ocurre la famosa revuelta que incluyó un atentado contra Harry Truman, presidente de los Estados Unidos, y si bien no se pudo probar que Pedro Albizu Campos organizara este movimiento, se le culpó por ser el líder de los patriotas. Vuelve a la cárcel y allí permanece durante 3 años, hasta que el gobernador Luis Muñoz Marín, amigo íntimo de Rómulo Betancourt, lo indulta.

En 1954, un grupo de patriotas puertorriqueñas penetran violentamente en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos con el objeto de protestar por la situación de coloniaje a que estaba sometido Puerto Rico, y don Pedro vuelve a la cárcel hasta el 15 de noviembre de 1964.

En 2017, Puerto Rico voto a favor de convertirse en el estado 51 de Estados Unidos en un referendo no vinculante que contó con baja participación.

El 97,18% de los votantes, poco más de medio millón de puertorriqueños, escogió la opción de Estadidad con el 99% de los votos escrutados, según el reporte de la Comisión Estatal de Elecciones de la isla. La consulta contó con tan solo 23% de participación. De los 2.260.804 habilitados para votar, acudieron a las urnas casi 518 mil ciudadanos. El gobernador de la isla para entonces, Ricardo «Ricky» Rosselló, quien hizo campaña a favor de la estadidad, dijo en una alocución que el resultado del plebiscito era un llamamiento a “poner fin a la relación colonial”. Es importante recordar que la isla vive una grave crisis económica, con una tasa de pobreza del 45%, un desempleo del 12%, que dobla la media de Estados Unidos, y una población que decrece por la emigración con Estados Unidos.

Más tarde, en 2019, Roselló detalló que se realizaría un referendo sencillo de “Sí o No” y que se llevaría a cabo a finales de 2020, específicamente, en el mes de noviembre o antes. “Yo favorezco un proceso, estadidad sí o no, y que vamos a procurar el aval federal, bien sea congresional o por el Departamento de Justicia que había adjudicado recursos en 2014 para llevar a cabo este proceso”, aseveró entonces.

Así las cosas, Los puertorriqueños definirán su futuro con EE.UU. en un referéndum no vinculante, a celebrarse en noviembre que, según políticos de la isla, será inútil. “Hoy firmamos la ley para la definición del estatus final de Puerto Rico. El pueblo puertorriqueño tendrá de una vez por todas la oportunidad de definir el futuro de la isla”, declaró el pasado sábado la gobernadora de Puerto Rico, Wanda Vázquez. La abogada asumió el cargo una vez que Rosselló se vio forzado a renunciar, al verse envuelto en el llamado “escándalo del chat” -en el que intercambió mensajes ofensivos, sexistas y homofóbicos con sus asesores- que generó casi dos semanas de intensas y multitudinarias protestas en su contra.

Para que se produzca un cambio en estatus de la isla respecto a EE.UU., el Congreso de la Unión Americana debe aceptar los resultados del referéndum, siendo un escenario muy improbable si se atiene a las cinco consultas anteriores (1967, 1993, 1998, 2012 y 2017), cuyos resultados no lograron convencer a Washington de atender el clamor de los puertorriqueños al respecto.

Es prácticamente improbable que Puerto Rico logre, la adhesión formal como Estado No. 51, de la Unión Americana. Las políticas de Donald Trump hacia la isla no pueden catalogarse como menos que abiertamente ofensivas. Baste recordar el triste episodio que el mundo contemplo atónito, Trump lanzaba rollos de papel sanitario a los habitantes de Guaynabo, tras el paso del huracán “María” que devasto la isla. Mírese el balance a casi dos años después del paso del huracán, en 2019, la isla permanecía en una situación caótica por los daños, el desabastecimiento y la ineficacia logística de las autoridades locales y federales, civiles y militares. Menos del 7% de los puertorriqueños tenían electricidad y solo el 22% de las torres de telecomunicaciones funcionaban. Cientos de miles de boricuas apenas tienen hoy acceso al agua potable y el combustible escasea. Para marzo 2020, unas 9 mil personas estaban en refugios, aunque muchas más han perdieron sus viviendas. La mayoría (aun) está en casas de familiares o amigos.

Y aunque la decisión dependa de un Congreso Estadounidense dominado por los demócratas, es casi seguro que el resultado del referendo sea ignorado por ambas cámaras.

Puerto Rico arrastra una colosal deuda fiscal de $18 mil millones de dólares “respaldada” por el gobierno central y de $50 mil millones de dólares de obligaciones impagas a su sistema de pensiones, las últimas partes importantes de su deuda con las que se lidiará en los tribunales. El acuerdo tentativo que se alcanzó con algunos bonistas este año incluye recuperaciones que van desde 3 centavos por dólar hasta 77,6 centavos, dependiendo del tipo de título.

La agencia fiscal del Gobierno dijo en un plan fiscal revisado que la cuarentena promulgadas para detener la propagación del virus, podría reducir sus recaudaciones tributarias en $1.500 millones de dólares tan sólo durante los 4 meses que terminan en junio, con gran parte de la vida comercial detenida. “El plan de ajuste propuesto probablemente no sea factible en nuestra realidad posterior a COVID-19”, dijo la agencia fiscal de Puerto Rico. “Como tal, el plan de ajuste propuesto debe estar sujeto a una reevaluación y una revisión potencialmente sustancial”.

La historia criminal en la relación entre la Isla y su amo imperial está llena de no pocos reveses obscuros. La isla de “Vieques” (un islote de apenas 30 km de largo por 7 km de ancho) fue tomada a la fuerza por parte de la Armada de los EE.UU. Esto se aceleró en 1947, cuando se designó a “Roosevelt Roads” (un pequeño poblado) como un depósito de instalación y almacenamiento de entrenamiento naval y se comenzó a utilizar la isla para los desembarques de anfibios con decenas de miles de marineros y marines. Al expandir su expropiación a las 3/4 partes de Vieques, la Marina usó la sección occidental para el almacenamiento de municiones y la sección oriental para sus bombardeos y juegos de guerra, mientras emparedaba a la población nativa en la pequeña franja de tierra que los separa.

Durante las décadas siguientes, la marina bombardeó Vieques desde el aire, la tierra y el mar. Durante los 1980 y 1990, desató un promedio de 1,464 de toneladas de bombas cada año en la isla y realizó ejercicios de entrenamiento militar con un promedio de 180 por año. Solo en 1998, la marina lanzó bombas 23 mil de ellas en Vieques. También utilizó la isla para pruebas de armas biológicas.

EE.UU. desprecia a Puerto Rico, es un hecho. No sería poco afortunado que, en la isla de Borinquén, la gente comience a pensar que más que una anexión formal, no les vendría mal una insurrección independentista. Si así fueran las cosas, el reggaetón contara interesantes historias…

 


 

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