Las redes sociales en las últimas horas han repudiado y criticado la rusofobia que se ha desatado por el conflicto con Ucrania; y ya no sólo en el deporte mundial, sino ahora en la industria del entretenimiento llegando a niveles que rayan en lo ridículo y absurdo.
Varios usuarios han compartido con mensajes de indignación lo que se genera tras algunas decisiones que se han tomado en organizaciones culturales y del entretenimiento. Otros se burlan de decisiones sobre eliminar la ensalada rusa del menú en un restaurante pero así van.
Por ejemplo, la Royal Opera House de Londres y su habitual temporada veraniega con el Ballet del Bolshói de Moscú, fue cancelada. La nota de prensa de esta legendaria institución solo publicó: «La temporada de verano del Ballet del Bolshói en la Royal Opera House estaba en las fases finales de su planificación. Desgraciadamente, en las actuales circunstancias, la temporada no se mantendrá».
La Royal Opera canceló el Bolshoi, la Filarmónica de Zagreb prohíbe a Tchaikovsky («por ruso») y el Carnie Hall, la ópera de Múnich y la Scala de Milán despiden a Valery Gergiev por no denunciar la invasión a Ucrania. ¿Qué sigue, quemar obras de Tolstói y Dostoievski?
— Schroeder (@le_trinante) March 1, 2022
Ni comiquitas
Según algunos portales del mundo del entretenimiento aseguran que «la plataforma de Disney a menudo se ve obligado a eliminar parte del contenido de Disney+ (en los Estados Unidos) debido a contratos preexistentes realizados antes de que se creara Disney+».
Esta fue la excusa que dejaron para quienes quisieron ver la película que cuenta la historia de «Anastasia», la princesa rusa y no pudieron porque ya no está en la grilla de programación. Lo curioso es que esto llegó justo con el revuelo en contra de Rusia y toda su cultura. ¿Coincidencia? ¿Será que «Masha y el Oso» corren peligro de desaparecer?
Netflix se suma a las acciones tomadas por Walt Disney, que decidió no lanzar sus estrenos teatrales en el país liderado por Vladímir Putin; Suspende 4 series originales de su plataforma. Al igual que Warner Bros es otra de las compañías que han cortado relación con Rusia y, ahora, The Batman no será estrenada en dicho país por causa de la rusofobia.
Hasta el mundo de los videojuegos se vio salpicado de esta ola de rusofobia que ataca a todo lo que tenga que ver con Rusia y su gobierno. EA Sports FIFA anunció que eliminará a la selección rusa y clubes rusos de su juego. Estas acciones pretenden mostrar un severo castigo a sus usuarios rusos por las decisiones tomadas por el gobierno ante la situación en Ucrania.
EA Sports FIFA ha anunciado oficialmente que eliminará a la selección rusa y a todos los clubes de fútbol rusos de los juegos FIFA 22, Fifa Mobile y FIFA Online
— Irina ☭🇷🇺 (@IrinaMar10) March 2, 2022
De ahí a quemar libros es un solo paso
Al mejor estilo hitleriano de quemar autores no arios, en Italia se perfumó la Universidad Milano-Bicocca que, luego de fuertes críticas, tuvo que dar marcha atrás a la idea de cancelar uno de sus cursos sobre el escritor ruso Fiódor Dostoievski; intención que surgió en el calor de la «polémica» que creían que podría causar ante la situación con Ucrania.
El centro iba a retirar del programa las materias relacionadas con el famoso autor de la época zarista, pero tras recibir una avalancha de críticas en contra de esta decisión, la medida no seguirá adelante.
Reseña el periodico.com de España que el mismo Paolo Nori, escritor y profesor universitario designado para impartir las 4 clases sobre la obra de Dostoievski, protestaba contra la supresión del temario. «¿Ser ruso es un problema? ¿Incluso siendo un ruso muerto?. Lo que está pasando en Ucrania es horrible, y tengo ganas de llorar solo de pensarlo. Pero estas cosas aquí son ridículas: una universidad italiana que prohíbe un curso sobre Dostoievski, no me lo puedo creer. Deberíamos hablar más sobre Dostoievski. O de Tolstoi, el primer inspirador de los movimientos no violentos», explicaba a través un vídeo en Instagram antes de conocerse la renuencia a la medida.
Esperemos que esta imagen de mayo de 1933 no se repita jamás. El poeta y escritor Heinrich Heine escribió: «donde se queman libros, al final también se acaba quemando gente».