Por lo general, en economía el concepto de precio hace referencia a la cantidad de dinero que se requiere para la adquisición de un bien o servicio. El comportamiento de este, ha sido objeto de estudio de la ciencia económica por cuanto un incremento sostenido en los niveles de precios genera fuertes desequilibrios económicos y sociales. En virtud de ello, quien diseña la política económica obligatoriamente debe tener la mirada puesta en el desempeño de la actividad económica en su conjunto con el objeto de aplicar los correctivos a que diera lugar en tiempo oportuno.
Comprender el comportamiento de los precios en Venezuela demanda una mirada amplia y exhaustiva desde el enfoque de la economía política. Un análisis económico desligado del aspecto histórico, político y social con seguridad arrojará una interpretación imprecisa e incompleta, generando grandes dificultades para la instrumentación de políticas que atinen con los correctivos necesarios.
El problema de la inflación en Venezuela no ha desaparecido ni desaparecerá por arte de magia. Al contrario, con el paso del tiempo la tendencia es a recrudecer con el consecuente impacto social que ella genera. Así las cosas, los precios de los bienes y servicios que registra nuestra economía actualmente se convierten en un gran obstáculo para materializar las transacciones comerciales básicas orientadas a satisfacer necesidades tales como: alimentación, calzado, educación, salud, entre otras.
La inflación/hiperinflación es una problemática que demanda soluciones basadas en una estrategia integral. La historia reciente nos ha demostrado una y otra vez que medidas aisladas e inconexas no generan resultados esperados.
Con miras a este propósito, evaluar la instrumentación de una reconversión monetaria que se plantee restarle cinco (05) ceros a la unidad de cuenta resulta necesario. No obstante, el éxito de ésta estará sujeto al conjunto de medidas que -en paralelo- nos permitan controlar el tipo de cambio, aumentar las reservas internacionales, captar inversión extranjera y, sobre todo, aumentar la producción nacional. Es decir, urge implementar una política económica que defina con claridad los objetivos a los que apunta y cómo llegar a ellos, que no son otros que generar equilibrios macroeconómicos y la consecuente restitución del bienestar social que de ello se desprende.
Recuperar la caída de la producción nacional -PIB-, el poder adquisitivo, controlar la inflación-hiperinflación, estabilidad cambiaria, incrementar la producción petrolera, entre otras tareas en materia económica que tenemos pendientes, representan un gran reto en condiciones normales.
Ninguna teoría económica puede dar una receta acabada para atender los síntomas y menos aún ir al origen del mal que aqueja a nuestra economía, porque no hubo ninguna que se desarrollara en el marco de un escenario como el que atraviesa nuestro país.
En la actualidad, marcada por un bloqueo financiero y comercial impuesto por el Gobierno imperialista de EE.UU. sumado a los estragos causados por la pandemia mundial de la enfermedad viral denominada covid-19 por la Organización Mundial de la Salud, las tareas pendientes en materia económica son impostergables y requieren más que precisión -rigurosidad- en su instrumentación para lograr los escenarios deseables de recuperación y bienestar.