Para nadie es un secreto, que el funcionamiento de las estructuras político administrativas de los Estados Unidos de norteamérica, está guiado por fuertes intereses economicos, donde la industria comunicacional tiene un papel estelar; situación que se reafirma con la llega al poder del magnate Donal Trump, quien con un mandato que usa la polémica como estrategia de propaganda y una actitud permanentemente hostil contra sus adversarios, fuera y dentro del territorio, ha generado un ambiente de tensión a lo interno desde esta nación, que amenaza su propia permanencia en la poder.
Por otro lado, la historia nos muestra que las salida a las distintas crisis internas de los Estados Unidos, se encuentran casi siempre fuera de su territorio, pues como planteamos anteriormente, al tener el fuerte vínculo con los grandes capitales, han resuelto usar el injerencismo y las intervenciones militares, como oxigeno financiero al partido de turno. Situación que en cierto modo justifica el ataque continuado contra el pueblo de Venezuela y su legítimo gobierno.
Del congreso a los medios
Si bien la llegada de Donald Trump significó un golpe a las posibilidades de las minorías de verse representados en el poder, también es cierto que por primera vez en mucho tiempo la composición del congreso norteamericano resulta heterogénea, evidenciando las contradicciones y abriendo paso a fuertes voces divergentes de los partidos de oposición, que sumado al malestar dentro del partido demócrata, se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza.
Por otro lado, las recientes pruebas del periódico News York Times, que muestran los verdaderos culpables de la quema del camión de «ayuda humanitaria» en la frontera colombo-venezolana y la afirmación de la cadena de noticias CNN, que avala las pruebas del intento de magnicidio contra Nicolás Maduro; deja clara una ruptura entre las estructuras formales del Estado y las corporaciones, dadas por un lado por insostenible hostilidad de Trump y su torpe actuación en la guerra contra Venezuela.
