Rastrojo o nada: Juan Guaidó, la antítesis de ética política

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La primera semana de este 2020, estuvo regida por dedos apuntando en varias direcciones, juzgando y acusando a un lado y al otro dentro del hemiciclo del parlamento venezolano, lo curioso de esta oportunidad, es que la fiesta de señalamientos estuvo en la bancada opositora al gobierno revolucionario, desencadenando un «sincericidio» en masa, donde aquellos diputados, que en estos mismos días (pero del año pasado), apoyaban al autoproclamado Juan Guaidó, ahora se dieron cuenta que les vendieron espejitos y nunca vieron el oro que comienzan a reclamar.

Algunos parlamentarios que confiaron en la promesas de Guaidó y en su plan golpista disfrazado de transición en enero pasado, juntaron sus indignaciones un año después, rememorando las ayudas humanitarias que «entrarían sí o sí», la “toma de La Carlota”, «la oficina en Miraflores» o cualquier otra promesa incumplida, lo que incentivó a las sospechas de un inminente fracaso.

Un colega diputado del autoproclamado, recientemente declaró: “Un inmoral como Juan Guaidó no tiene cualidad moral ni ética. Es un corrupto”. Más tarde ese mismo día añadió: “Lo reto a que se someta a una profunda investigación. Te reto Guaidó a que te sometas a una investigación porque si hay corrupción” (…) “Él no tiene cualidad ni moral ni ética ni jurídica para allanar mi inmunidad”. Culminó luego de dimes y diretes con Aquí lo que hay es frustrachera y arrechera contra Juan Guaidó por corrupto”.

El foco de varias cámaras capturaron estas declaraciones y junto a él, se sumaron otros pronunciamientos en contra de Guaidó y reclamándole sobre el dinero que varios personajes como la hija de Donald Trump, lo recaudado en el concierto y demás Ong’s le habían otorgado con la máscara de ayuda humanitaria que, por cierto, nadie vio.

Pero fue precisamente quien se había nombrado como embajador en ese mismo país, uno de los que se unió a la destapada de olla a gran escala: Humberto Calderón Berti, quien declaró: «Había un mal manejo de las cosas y había que prestarle atención. No lo inventé yo. Las autoridades colombianas me dieron la alerta y me mostraron documentos donde se hablaba de prostitutas, licor». Esto incrementó la pena ajena y el ceño fruncido de más de un opositor creyente de Guaidó.

Lo cierto es que la Asamblea Nacional, no ha salido de estar en desacato desde que desconocieron la Constitución y así se los recordó la diputada por el PSUV, Tania Díaz cuando, en su intento por continuar con una puesta en escena deplorable y sin votos para reelegirse, pretendieron cambiar las reglas del juego y poner a participar a quienes no están en el país, intentando sin éxito un parlamento virtual.

El contexto mundial se sacude ante un conflicto bélico entre Estados Unidos y su filosofía guerrerista contra el pueblo de Irán. Ante esto, tampoco apareció la moral de Guaidó, quien condenó al presidente Nicolás Maduro por sus relaciones bilaterales con el país árabe, tildándolo de colaborar con el terrorismo, declaraciones que dio con la cara más lavada, al pensar que se había olvidado de aquellas fotografías sonrientes junto a miembros del grupo paramilitar colombiano Los Rastrojos.

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