Postales de campaña: Claros como el agua | Carola Chávez

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Postales de campaña: Claros como el agua | Carola Chávez

En el último rincón de la isla de Coche se nos acercó una pareja jovencita. Ella peinada con viento y salitre, él tomándole la mano con sus manos ya callosas y curtidas por el trabajo. Muchachos que se asoman a la vida adulta por una ventana bloqueada. Vinieron a contarnos que el camión cisterna llega siempre justo a la frontera de su casa. Sedientos, se quedan velando al vecino que tiene la suerte de vivir unos metros más acá, en la curvita donde el camión sí llega. Pero no vinieron solo a eso, vinieron a traernos dos pescados que nos querían regalar. Nuestro pueblo, aún en la situación más adversa, siempre tiene algo que dar.

Paradójicamente, esa tarde cayó un palo de agua y los aleros de las casas derramaron litros de agua que se convierten en riachuelos que termina bebiéndose el mar.

El agua es el tema de Nueva Esparta, islas “todas rodeadas de agua” que dependen de la tierra firme. Un tubo submarino, como un cordón umbilical, nos conecta a la vida que se va derramando en el camino por las juntas, grietas y huequitos, que aparecen inexorables porque el mar y el viento hacen lo suyo.

Unos pescadores pasan sobre el tubo todos los días en su ruta de pesca. Ellos ven las fugas de agua dulce desde su bote, saben dónde queda cada una. Ven cómo el agua que falta en sus casas se la traga el mar. Regresan a la isla cargados de pescados y con una idea. Piden prestados equipos de buceo y al día siguiente salen a pescar, pero no corocoros o achiotes, sino fugas de agua dulce. Los que no se rinden, los que asumen, los que actúan, los que no esperan, los que resuelven; luchadores silenciosos, cotidianos, efectivos que saben que esta guerra se gana peleando contra viento y marea.

En Margarita, como en Coche, el agua, siempre el agua. Teníamos una reunión en Guacuco con los CLAP y las UBCH. Había que planificar tantas cosas. Discutíamos, afinábamos y ¡llegó el agua!– escuchamos que avisaba alguien afuera. Cuando llega el agua hay que aprovechar cada minuto, hay que almacenar toda la que se pueda, hay que lavar, regar, limpiar, antes de que se vuelva a ir con el ciclo que recorre la isla poquito a poco, hasta que regresa. Yo pensé que había que apurar la reunión para que pudieran aprovechar, pero nadie se movió, nadie quiso dejar de decir lo que había que decir. Mientras el agua corría por Guacuco, en aquel patio donde estábamos se desbordaban las ideas y el compromiso.

Y en cada encuentro tantas historias de lucha, tanta fortaleza. Un pueblo entero en resistencia, aguantando el más criminal de los ataques y venciéndolo dolorosamente.

Estamos librando una batalla histórica y nuestros soldados más valerosos son mujeres con sus bebés prendidos a la teta, abuelas amorosas asisten a las reuniones con sus nietos, porque ellas son las que los cuidan, hombres de agua salada que pescan agua dulce, el compañero cundido de canas que conoce todas las historias. Gente (ni tan) normal y corriente son los héroes que escriben a mano, letra a letra, esta gesta histórica que leerán con asombro nuestros bisnietos en sus libros escolares y que tomarán los aspirantes a nuevas revoluciones como ejemplo de claridad, convicción y coraje.

¡Nosotros venceremos!

CAROLA CHÁVEZ

@tongorocho

Publicado en CEMD.


 

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