¿Por qué las vacunas covid están en riesgo?

Un debate importante se ha mundializado, con motivo de la llegada del covid-19: la condición pública o privada de las vacunas y sus patentes.

Más allá de los discursos políticos, se argumenta que estamos ante un asunto de vida o muerte; por lo que la temática debería ser elevada a la condición de derecho humano.

Al respecto, el 14 de mayo de 2020, la ONU expresó su apoyo a la iniciativa global para garantizar la gratuidad de la vacuna contra el coronavirus.

Dicha moción reunió a más de 140 líderes mundiales; quienes exigieron “garantizar que las vacunas, diagnósticos, pruebas y tratamientos de covid-19 se suministren de forma gratuita en todo el mundo”.

Varios gobiernos han asumido esta demanda, organizando planes progresivos de vacunación; en la medida que los programas de las Naciones Unidas y acuerdos bilaterales con productores de vacunas, hacen llegar los suministros.

Al respecto, la OMS creó el programa COVAX, que busca la asignación equitativa y gratuita de vacunas a todos los países del mundo. Sin embargo, este esfuerzo está limitado por una dificultad mayor: la capacidad de producción de vacunas.

La población mundial ronda los 7 mil 700 millones de habitantes y se necesitan al menos 10 mil millones de vacunas para erradicar el virus de manera definitiva.

La capacidad de producción actual es de un tercio de lo que se necesita (3 mil millones de dosis, frente unos 10 mil millones); y según la empresa Airfinity, hasta marzo de 2021, sólo se han producido 413 millones de dosis.

En febrero de 2021, un estudio reveló que el 95% de las vacunas fueron a parar a solo 10 países, todos desarrollados; razón por la que cabe preguntarnos ¿Qué está pasando con la producción y distribución de vacunas covid-19 en el mundo?

Propiedad intelectual de vacunas covid: ¿derecho humano o mercancía?

El 26 de febrero de 2021, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución donde aboga por el acceso equitativo a las vacunas contra el covid-19.

Sin embargo, el director de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que dicho llamado se encuentra limitado, en la medida que no aborda el problema de fondo: la liberación de las patentes para que más laboratorios en el mundo se sumen a la producción masiva de las vacunas.

“Si queremos soluciones prácticas entonces hay que tomar en serio la extensión de la propiedad intelectual y el Consejo de Seguridad puede hacerlo, si hay voluntad política”, afirmó Adhanom.

Agregó que, “cuando hablamos de propiedad intelectual, vemos falta de cooperación y una seria resistencia. Para ser honesto, no puedo entenderlo. Esta pandemia no tiene precedentes… Si las provisiones no pueden ser aplicadas ahorita, entonces cuándo”.

La propuesta de la OMS cuenta con el apoyo de 90 países, pero la Unión Europea se resiste a ella.

De igual manera, India y Sudáfrica elevaron una exigencia a la Organización Mundial de Comercio (OMC,) para suspender temporalmente las patentes. Dicha moción está “en estudio”, desde octubre de 2020.

¿Por qué Europa, EE.UU. y demás países ricos no quieren liberar las patentes?

El único argumento esgrimido por los países ricos y la Organización Mundial de Comercio, es que la liberación de patentes desincentiva la investigación y el desarrollo de fármacos.

Sin embargo, algunos expertos internacionales aseguran que la mayoría de los fondos mundiales para el desarrollo de investigaciones científicas, proviene de fondos públicos, no privados.

Tal es el caso de la directora del centro Medicine and Laws, Ellen’t Hoen, quien afirma que “la mayoría de las innovaciones de salud, que vemos en desarrollo, se realizan no por la propiedad intelectual, sino por la inversión masiva del sector público”.

La revista médica The Lancet, también asegura que las farmacéuticas reciben miles de millones de dólares de fondos públicos provenientes de EE.UU. y Canadá para el desarrollo de las vacunas contra el covid, lo que explica por qué son estos países quienes exigen la prioridad en su acceso.

Ahora bien, una cosa es la prioridad y otra es que países como Canadá y EE.UU. hayan comprado casi el doble de las vacunas que requieren, lo que provoca la indignación de los organismos multilaterales y gobiernos de países menos favorecidos.

¿Por dónde va la discusión actualmente sobre las vacunas covid?

Por ahora, la Unión Europea se mantiene firme en su posición. La Comisión Europea, no ve beneficio alguno en la suspensión de patentes y aboga por la articulación entre empresas.

“Los problemas de acceso a vacunas no se resolverán suspendiendo las patentes. Están relacionados con una insuficiente capacidad de producción para fabricar las cantidades necesarias”, expresó el portavoz del Ejecutivo comunitario de la Comisión europea, Balazs Ujvari.

La industria farmacéutica europea está de acuerdo con la Comisión, y afirman que las compañías han invertido mucho dinero para conseguir las vacunas. “Y sin patentes, no hay incentivos”.

Farmaindustria defiende que la protección industrial a través de las patentes es “crítica” para garantizar que en un futuro próximo dispongamos de nuevos medicamentos.

“Los derechos de propiedad garantizan que compañías farmacéuticas se lancen a la incierta carrera de investigar medicamentos, que implica de media 10 años, grandes costes y, sobre todo, alto riesgo”.

Lo que no dicen estas empresas es que, como se indica anteriormente, los fondos utilizados para el desarrollo científico provienen del sector público.

La OMC parece que se aleja de la Unión Europea

La nueva directora de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, informó de sus planes para convocar un evento a mediados de este mes de abril para discutir el aumento de la producción de vacunas COVID-19 y de cómo la OMC puede contribuir a una distribución más rápida y equitativa de las vacunas.

“La idea es impulsarnos en nuestra búsqueda para resolver este acceso injusto e inaceptable de los países pobres a las vacunas”, señaló.

“Hay una escasez de suministro muy grave, y cómo resolverlo es mirar cómo expandimos la fabricación en todas sus formas”.

De igual forma, intelectuales, científicos y gobiernos siguen abogando por la liberación de las patentes, e incluso empiezan a incursionar en proyectos de fabricación de sus propias vacunas.

Algunos avances empiezan a surgir en países como Cuba y otras 172 naciones, que esperan por el cumplimiento de los protocolos de la OMS para iniciar la producción de sus vacunas a mayor escala.

 


 

Osly Hernández: