El opositor Leopoldo López habló en Perú para advertir a los peruanos con la supuesta ventaja de Pro y a pedir que no elijan un modelo autoritario el próximo domingo, en la segunda vuelta presidencial.
Para ser un paladín de la derecha que denuncia la injerencia de las izquierdas para destruir las democracias imperfectas de América Latina, López hizo una explícita interferencia en los asuntos internos de Perú para influenciar a los electores con una trillado presentación de propaganda antibolivariana.
López dibujó a Venezuela como el escenario de una realidad invivible en la que 90% de los venezolanos son pobres; y de ellos el 60% vive en la miseria extrema en la que tienen dificultad para comer 2 veces al día.
Como les gusta a los neoliberales, citó al FMI para pontificar la supuesta verdad de que “Venezuela es el país más pobre de América Latina, por encima de Haití”, lo que es ya bastante decir.
Cuidado con Tintori
Acompañado de su esposa, Lilian Tintori, sugirió que si escogían por la opción autoritaria, vendría luego el desastre; una especulación no comprobada a diferencia de la racha de mala suerte con que terminan los políticos que se retratan con su esposa.
“Como lo habrán dicho otros venezolanos, nosotros venimos del futuro, nosotros venimos de las consecuencias de lo que es la imposición de un modelo que hoy aquí en Perú y en otras partes de América Latina se está presentando como un modelo de salvación nacional”, dijo Leopoldo López en un pomposo foro llamado “Amenazas a las democracias”.
Durante más de 20 minutos de discurso y entre tantos rodeos de argumentos y razones viciadas soltó el propósito de una intervención sospechosamente contratada: “Ustedes tienen oportunidad para elegir y no boten esa oportunidad para poder salvar la democracia y salvar el Perú”.
Una Venezuela de fantasía
Para el opositor Leopoldo López la Venezuela de 1999 era apenas una democracia imperfecta que se deterioró porque en los 90 no se hicieron las reformas necesarias.
Describió que antes de la Revolución Bolivariana, el país fue un nicho de prosperidad que la convirtió en el país más pujante de América Latina; y que dejó de hacerlo porque solo su pueblo “decidió mal” una vez.
“Venezuela pasó de ser un país con una democracia en dificultades, como cualquier país que tiene un sistema democrático; a transitar hacia la dictadura desde 1999” describió López.
Dijo que por culpa del sistema socialista, más de 7 millones de venezolanos migraron de manera forzada.
“Esa migración es consecuencia de la destrucción de un país, de un país que en su momento fue el más próspero de Sudamérica. Todo se destruyó, no por una guerra o desastre natural, sino por un modelo político”, expuso convencido de ello.
Pero lo que no dijo el denominado como “el mejor opositor que tiene la tiranía de Maduro”, es que el deterioro de la economía local es la consecuencia de un plan deliberado para que fracase, y del cual él es uno de los artífices y responsable.
¿Y las «sanciones»?
Solo en 2 ocasiones mencionó la palabra sanción. La primera para referirse que Venezuela importaba combustible de Irán, un país sancionado; para luego mencionar que Venezuela no refinaba su propio combustible por razones de las sanciones “sino porque colapsaron y destruyeron nuestra empresa petrolera”.
Al mismo tiempo el dirigente de Voluntad Popular quiso desdibujar la prosperidad del estado de bienestar bolivariano como un espejismo producto de la muy mala casualidad de que coincidió con el aumento de los precios del petróleo.
“Tuvimos la mala suerte que en medio de una vorágine populista, el precio del petróleo pasó de 15 a 150 dólares el barril. Y eso permitió que en Venezuela se creara un espejismo de prosperidad; un espejismo de que Venezuela representaba un modelo de desarrollo al que había que darle el beneficio de la duda” dijo el político opositor.
Negar la historia
Y remató estas aseveraciones solo aptas para neoliberales y profetas del anticomunismo que “El aumento de los precios del petróleo nunca tuvo nada que ver con los que nos gobernaban”, omitiendo deliberadamente que mucho de esa recuperación de los precios de los combustibles tuvo que ver con la epopeya de diplomacia del comandante Hugo Chávez, quien en su momento hizo la gira ambiciosa por Medio Oriente para convencer a todos los socios de la OPEP de que no era negocio seguir produciendo a pérdida.
De esa gira consiguió poner de acuerdo a viejos y enconados rivales por un objetivo común: la recuperación del mercado petrolero que generó esa dinamización económica que displicentemente Leopoldo López llama “espejismo” y que esa recuperación de los ingresos contribuyó al mejoramiento de índices sociales en Venezuela y que para el opositor no fue más que la conjura de una “muy mala suerte”.
El impacto del bloqueo
Lo que no menciona Leopoldo López en su propaganda delivery antibolivariana, es que mucho de la crisis económica venezolana deriva de las «sanciones». Esta política de acoso financiero ha dejado al país sin percibir el 99% de sus ingresos en divisas por el bloqueo a su petróleo.
Esta situación fue calificada recientemente por la vicepresidente Delcy Rodríguez como una «agresión económica y financiera sin precedentes»; y recordó que en medio de la pandemia «Washington recrudeció el bloque criminal contra Venezuela».