Pablo Medina, en un video que se viralizó en redes sociales dice que “ustedes saben mi compromiso por esa tierra de libertadores, por esa tierra de colores y sabores, adelante Venezuela, gracias mis amigos y voy aquí a nadar esta piscina en nombre de Venezuela”.
Dicho esto, el exparlamentario que se presenta con líder sindical se lanzó al agua, en una piscina que pareciera ser residencial.
De un «ejército libertador» al chapuzón por Venezuela
Este capítulo que seguro pasará pronto de moda, por la velocidad alta en la que viajan los contenidos informativos en Venezuela; merece una revisión que traspase la tendencia Twiiter.
Pablo Medina hace menos de un año confesaba estar armando un ejercito privado para «liberar a Venezuela»; incluso solicitaba dinero para la contratación de una empresa de mercenarios, ¿le suena familiar este plan?
Al respecto Medina, entrevistado por Jaime Bayly dijo que desde su exilio, en Estados Unidos, está formando lo que llamó un “ejército libertador” para restablecer la democracia en Venezuela.
«Cada uno puede colaborar con lo que pueda, con 1$, 5$ lo que sea, solo nos faltan 400 mil dólares» afirmaba en el momento.
“Hemos conversado con una empresa internacional. La sociedad nos da derecho de formar ese ejército, por lo que todos los venezolanos tenemos el deber de colaborar en el restablecimiento de la democracia”, afirmó Medina.
Este comportamiento de Medina, que se ha hecho ganador de un sinfín de insultos y críticas en redes sociales, lastimosamente no es nuevo para la oposición venezolana.
La militancia opositora en Venezuela comienza la carrera por las elecciones parlamentarias en una completa orfandad.
Con líderes que parecen estar divorciados de su militancia, en su mayoría tuiteando desde el exilio voluntario.
Esa es lo oposición venezolana, la que va nadando en una piscina, sin vivir las realidades de un pueblo que atraviesa la pandemia covid-19 en medio de una grave crisis económica; causada en gran medida por las sanciones de Estados Unidos que ellos mismos han promovido.
