La Pandemia del nuevo Coronavirus que produce la enfermedad denominada Covid-19, ha resultado ser más que mortal, también ha sido catastrófica para la sociedad que conocíamos hasta la actualidad, logrando cambiar drásticamente la forma de socializar, la dinámica diaria y hasta las relaciones familiares.
Los sistemas de salud son los que se han visto más afectados debido al aumento vertiginoso de pacientes, por otro lado el cierre de las bolsas de valores, caída de los precios del petróleo y el aumento de la pobreza mundial, dan cuenta de una nueva dinámica económica.
A pesar de que la historia hasta el momento arroja que el paciente 1 se encontró en un mercado de Wuhan en China y por ende surgió en sectores económicamente menos favorecidos, han sido las personas con mayor poder adquisitivo los que han propagado la infección por todo el mundo; los que pueden pagar un boleto de avión, los que pagan un crucero o los que hacen viajes turísticos por el mundo, son ellos a quienes no se les puede clasificar como «pobres».
Los ricos viajeros venezolanos
Según los datos oficiales del gobierno venezolano, la mayoría de los casos de Covid-19 llegaron desde Europa o Estados Unidos (EE.UU.), quienes viven en municipios del este de Caracas o provienen de familias pudientes de Miranda. No es que el virus sea clasista o que sea culpa de tal o cual clase social, lo concreto en los hechos es que quienes tienen más dinero más viajan y quiénes viajaron trajeron el Coronavirus a Venezuela y ahora pobres y ricos corren el mismo peligro pero con distintas características.
La pobreza en Venezuela
Según las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en octubre de 2019 la pobreza integral disminuyó en 3.4% pasando de 19.7% a 17.3% por lo que existe un porcentaje de personas que viven con menos de sueldo mínimo y por consiguiente entran en la categoría de «pobre», ahora bien, sin lugar a dudas Venezuela ha avanzado con pasos agigantados para disminuir la pobreza, con programas sociales e inversión social que lograron saldar la deuda histórica con los sectores vulnerables.
El Coronavirus y la pobreza
No es lo mismo vivir la cuarentena en el Este que en el Oeste de la ciudad, teniendo ahorros y fondos de emergencia o no. Las clases pudientes con sus piscinas, espacios propios de recreación y empleados que hacen las compras; la clase media profesional con un ingreso superior que sale a comprar su comida en vehículos particulares en establecimientos comerciales y supermercados con estrictas medidas de bioseguridad.
Mientras en otros sectores, las personas con un salario promedio entre el mínimo y mucho menos; los bodegueros, los choferes, mecánicos, peluqueras, amas de casa y vendedores ambulantes, entre otros, dependen de lo que se produce (dinero) cada día para comer. Estos también dependen del transporte público, que en este momento se encuentra paralizado parcialmente y entonces se dificulta aún más acudir a mercados que, a su vez, están abarrotados de personas con poca o ninguna medida de seguridad.
Esfuerzos gubernamentales vs la realidad familiar
El gobierno nacional ha buscado aplicar distintas estrategias para detener la propagación del virus en Venezuela, políticas como la Cuarentena Social Colectiva y Voluntaria, en primera instancia, ha funcionado puesto que la curva ha continuado aplanada lo que produce un mayor control por parte del sistema de salud en la atención a los casos positivos de Coronavirus, otra política ha sido la salida de los cuerpos de seguridad del Estado para hacer cumplir el distanciamiento social y la no proliferación de actividades que impliquen aglutinar personas.
Sin embargo ocurren regularmente acciones que impiden el cumplimiento de la cuarentena, una es la realización de «fiestas» de personas adineradas o cercana a personas influyentes, que valiéndose de eso, ponen en riesgo al resto de la sociedad por «una noche de diversión», cuestión muy distinta en sectores populares de todo el país, donde la obligación es salir a diario para; buscar trabajo, buscar dinero y buscar comida. Aunque el Estado ha actuado en ambos parece haber impunidad en un sector y en el otro mayor control.
Mientras el Estado venezolano hace esfuerzos fundamentales para palear la situación de los más pobres como con acceso a alimentos subsidiados por intermedios de las cajas CLAP, la distribución de proteína animal y vegetal con las Ferias del Campo Soberano así como la atención gratuita en cuanto a salud se refiere y la asignación de bonos económicos por intermedio del Sistema Patria, la realidad arropa muchísimo más que la posibilidad real de respuesta.
Ahora bien, esa situación de resistencia colectiva es más compleja aún con un bloqueo financiero, político y económico impuesto por el régimen de los EE.UU. quien a pesar de la situación mundial, ha señalado que mantendrá e incluso aumentará las presiones contra el pueblo venezolano.
Caracas y las regiones
Una cosa es pasar la cuarentena social en Caracas, donde los servicios son fluidos y los alimentos llegan (en cierta medida superior que en los estados) y otra cosa es la realidad en las regiones, donde de los embates del bloqueo se sienten con mayor fuerza en los sectores populares. Mientras que los gobiernos estatales y municipales hacen un trabajo incansable para satisfacer las necesidades, estas son más grandes y más rápidas que la capacidad de respuesta.
La pandemia no sólo dejará una marca imborrable en la historia de la humanidad, también reflejará las divisiones extremas de clase que sacan lo peor y lo mejor de cada quien. En especial si las empresas privadas y los políticos de oposición venezolanos, quienes hasta han planteado vender «cervezas» como fórmula infalible para recuperar ganancias pero que en sus discursos se mantienen apoyando bloqueos, lo que ha entorpecido la entrada de medicamentos e insumos al país.
La Revolución Bolivariana ha demostrado en distintas pruebas, que es la única que puede hacerle frente a esta y cualquier otra otra situación, sus dirigentes además de demostrar capacidad de mando, han fomentado la confianza al levantar la verdad por encima de cualquier cosa, acciones que seguramente servirán para sumar fuerzas para batallas futuras.