Pedro Sánchez enfrenta en el congreso de España la primera evaluación de su gobierno con el alivio de saber que saldrá airoso.
Se trata de un debate de moción de censura activado por la bancada de extrema derecha Vox, quienes al parecer van solos con sus 52 diputados; y se necesitan 176 para hacerla efectiva.
La intención del debate es juzgar a la colación del PSOE y Unidas Podemos como los responsables políticos de la pandemia en el país; y apuntarles cierta vocación autoritaria por las medidas de restricción de movilidad activadas recientemente.
Las deliberaciones se resolverán los días miércoles y jueves. El ponente de la moción por parte de Vox no fue su líder y anterior candidato presidencial Santiago Abascal, sino un curioso representante de piel morena llamada Ignacio Garriga, una especie de ejemplar raro en una formación que además de conservadora, es racista.
Garriga, con la retórica estridente de la derecha redomada de estos tiempos, se refirió al gobierno de Sánchez como ilegítimo y fraudulento.
Vox apoya su propuesta de moción de censura ya herida de muerte en el arco parlamentario para evitar su “plan de derribo de las instituciones y del Estado de derecho que se ha acelerado con la llegada del virus chino”.
Para muchos analistas el propósito de esta moción de censura sin futuro es una deliberada operación de proyección política de Garriga para las elecciones catalanas.
A esta insinuación generalizada, el vocero de Vox dijo a la plenaria que “Esta moción de censura no es una operación de márquetin, es un deber nacional ante la inacción del resto de formaciones, que por miedo quieren llegar a La Moncloa a lomos de la inercia que conlleva la ruina y la muerte del Gobierno de Sánchez e Iglesias”.
Carga contra los colegas
Pero los ataques de Vox no solo apuntan al gobierno español sino también a sus colegas en la oposición, en especial hacia Ciudadanos y el Partido Popular, a los cuales acusó de tener una posición pasiva que refuerza a la administración “socialcomunista”.
Consciente de que van al ruedo con el fracaso firmado en la frente, Garriga arengó diciendo que “Puede que perdamos, pero más perderán los diputados responsables de la continuidad de este desastre”.
Vox se unge a sí mismos como los garantes de la tradición monárquica española y esta vez para ello han puesto al frente a un vocero que bien pudiera parecer el líder de un movimiento de liberación en África.
Pero al mismo tiempo que Vox se alinea con la defensa de los valores occidentales, también lo hace en contra del comunismo, plantándose una alianza multinacional de derechas con Trump en contra de China.
En el atril del parlamento Ignacio Garriga cargó contra Beijing diciendo que China debe pagar por la propagación del virus; un argumento similar al de La Casa Blanca.
La respuesta de Sánchez
Ante esta exhibición rancia e impúdica de la derecha española, Pedro Sánchez se defendió despachando el discurso de la moción de censura como una parrafada de odio y cólera.
Sánchez lamentó haber asistido al parlamento para contemplar “un despliegue claro de propaganda para sembrar la discordia y el odio”.
Adicionalmente el jefe del gobierno español señaló que la exposición de Vox abundó en descalificaciones y que no planteó siquiera una solución y agrego que el planteamiento fue “un alarido y un par de gritos”.
Para Sánchez la moción de censura promovido por Vox fue la revelación de la esencia de ese partido. Y dijo que Santiago Abascal “Odia a España tal y como es; ama la España tenebrosa de Torquemada”.
La tentativa de Vox en el parlamento de deshacerse de Pedro Sánchez no tiene los votos suficientes. Esta exhibición que termina el jueves ha servido para que al menos el gobernante local les reprochara a la bancada extremista que “su libertad es la opresión de la mayoría de los ciudadanos”.
