Este 24 de octubre la Organización de las Naciones Unidas llega a la muy venerable edad de 75 años. El ente multilateral es el organismo internacional con mayor relevancia en el mundo, pero no por ello todos creen que es la creación más justa de la diplomacia.
La ONU nace con la entrada en vigor de la Carta de las Naciones Unidas: un documento de principios y buenas intenciones que tiene más renglones por hacer que los ya cumplidos.
Pero a pesar de este saldo, en lo que coinciden muchos es que si bien la organización no es la más efectiva, sin ella el orden mundial pudiera ser una jungla.
A pesar de los reproches, el Secretario General Antonio Guterres sigue sosteniendo la fe en la ONU y en su Carta, la cual “mantiene la misma vigencia hoy en día, en tanto persiste la fe en los derechos humanos, la lucha por la igualdad de derechos de hombres y mujeres, la dignidad y el valor de cada persona, el derecho internacional y el arreglo pacífico de las controversias, un concepto más amplio de la libertad”.
Las misiones pendientes
Este organismo surge a partir del fin de la II Guerra Mundial en 1945 con la misión de evitar otro gran conflicto; y si bien no ha vuelto a pasar, los conflictos militares no han cesado.
Para líderes como el Comandante Fidel Castro, la misión apremiante de la ONU es más compleja que evitar la guerra, ya que hay otros desafíos que amenazan con liquidar a la especie humana como lo son el subdesarrollo, el hambre y las enfermedades, como está sucediendo actualmente con la pandemia.
Otro reclamo que desluce el prestigio de las Naciones Unidas a sus 75 años es el anhelo de su verdadera democratización. Si bien el mundo ha cambiado desde 1945, la ONU no lo ha hecho tanto. Todavía en su funcionamiento permanece inalterable el privilegio de veto de 5 naciones en el Consejo de Seguridad.
Privilegio odioso
Este veto exclusivo para las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial ha dado al traste con decisiones tomadas por la mayoría de los estados; lo que configura la sensación de estar sometidos todavía a un instrumento injusto y caduco.
Sobre esto, Fidel Castro en 1995 ya se preguntaba: “¿Hasta cuándo habrá que esperar antes de que se hagan realidad la democratización de las Naciones Unidas, la independencia y la igualdad soberana de los Estados, la no intervención en sus asuntos internos y la verdadera cooperación internacional?”.
Este reclamo en pregunta es el reclamo larvado por el sufrimiento en primera persona de un sistema global en el que la voluntad de la mayoría no determina el orden mundial. La Asamblea General de la ONU ha votado durante años consecutivos y con abrumado mayoría por el fin del bloqueo a la isla, pero la oposición obstinada de EE.UU. y pocos aliados siguen legitimando esta estrategia criminal, que es una forma lenta y silenciosa de matar.
