Hugo Chávez es un referente obligatorio para quienes pretendan estudiar las teorías políticas y sus nuevas prácticas («Caribe»). Esto producto de la forma en la que gobernó a Venezuela e incluso, que luego de su desaparición física; continúa dando la pauta en materia de las relaciones de poder en Venezuela, América Latina y el Caribe.
La Constitución Nacional como contrato social
El juramento sobre la «moribunda Constitución» en 1999, más que un discurso retórico y una promesa de refundación de la República; se convirtió en una acción concreta de la que se desprendió una convocatoria inmediata a constituir una Asamblea Nacional Constituyente, con una vocería legítima de todos los sectores de la sociedad venezolana dando nacimiento a una nueva Constitución Nacional. Un nuevo «contrato social» que ampara a la sociedad venezolana; y que instauró un nuevo modelo político, económico y social facilitando, el camino para la construcción de nuevas estructuras de poder.
Economía
Consecuencia de la nueva forma de hacer política de Hugo Chávez, se generaron las condiciones para impulsar un nuevo modelo económico, en el que la nacionalización de la industria petrolera y empresas básicas de Guayana, abrieron la posibilidad de concretar una economía popular, sostenible y post petrolera; basada en la distribución de las riquezas y una visión de las relaciones internacionales (políticas y comerciales) internacionalista, integracionista, soberana, antiimperialista y que construye un mundo «Multicentro y Pluripolar«.
El Poder y sus estructuras
En el ámbito de las estructuras de Poder, Hugo Chávez, instauró una metodología novedosa, que los investigadores sociales en América Latina han denominado de «revuelo» al trastocar los cimientos de un Estado que, por más de 40 años, se mantuvo intacto; estableciendo así 2 estructuras paralelas pero no contradictorias: Poder Constituido y Poder Constituyente.
La primera estructura es integrada por el Estado y el Gobierno, sus funcionarios electos o designados. Mientras que el segundo es integrado por los movimientos sociales, organizaciones de base, poder popular, colectivos, el pueblo como tal. El Poder Constituido siempre está activo, por intermedio de la acción diaria del gobierno, las instituciones y sus integrantes; mientras que el Poder Constituyente se activa de forma autónoma, autodeterminada en las acciones en cada sector popular, comunidad, barrio, sector.
“No se olviden de que el poder constituyente nunca termina, es el poder originario del pueblo (…) el poder constituyente es la soberanía permanente, expansiva, radical y revolucionaria del pueblo construyendo su destino, construyéndose”. Hugo Chávez.
Diálogo Chávez-Pueblo
Finalmente, Hugo Chávez, desarrolló un diálogo permanente con el pueblo. En primer lugar fue un diálogo unidireccional; dónde Chávez formó, habló y educó al pueblo para ejercer el poder, acción que se tradujo en un diálogo bidireccional, en poco tiempo. El pueblo logró crear canales de comunicación permanente con Chávez y viceversa; lo que originó una relación cercana, casi de un amigo de la familia venezolana, bien sea para amarlo u odiarlo.
En este sentido, la práctica dejó claro que este diálogo constructivo entre el Estado y las organizaciones del Poder Popular cambia permanente y no está exento de contradicciones y desencuentros, por el contrario, se alimenta de ellas.
Las contradicciones y la reconstrucción
Hoy cuando las contradicciones naturales de todo proceso social y político florecen y se generan decisiones y acciones opuestas a los intereses de algunos sectores del gobierno o el pueblo; es válido rescatar el «Método Chávez«: ese que con humildad miraba a la cara y asumía errores y construía caminos.
Video: Thais Rodríguez