Mucha veces para hacer referencia a Colombia, se usa el termino “El país cafetalero». Esto debido a la alta importación de café por parte del sector . Pero ahora para ello, se esta poniendo en tapas de medios de comunicación: “Mercenarios, producto de exportación colombiana”. Así por ejemplo lo reseñó la BBC en su portal informativo.
Y es que tanto en Irak, Yemen, Haití, Venezuela y ahora también en Afganistán; hay una alta presencia de mercenarios colombianos. Ellos llevan sus oscuros servicios a esas tierras lejanas.
La cultura de la muerte ya se hizo poco asombrosa en el país vecino de Venezuela. Y ese espantoso crecimiento provocó que muchos se dediquen al asesinato por encargo; situación que se debe por supuesto a una verdadera crisis económica que padece toda Colombia.
Empresas para la guerra
Estados Unidos no solo envía tropas regulares en sus invasiones militares; sino que contratan “empresas de seguridad militar”. Estas, subcontratan a mercenarios de varias partes del mundo para las invasiones armadas ilegales. Norteamérica queda libre de responsabilidad ante crímenes de guerra; así como también la «empresa de seguridad»; siendo únicos responsables, los sicarios en cuestión.
«Tantos escenarios de fuego cruzado, como la pobreza colombiana, hacen que neogranadinos, sean ideales para situaciones como las de oriente medio». Esa fue la aseveración de Jorge Mantilla, investigador criminalístico de la universidad de Illinois.
De este modo, aprovechan las empresas de la guerra, el reclutar, tanto a antisociales; como a ex soldados del Ejército de Colombia. La guerra interna patrocinada desde el narcotráfico por parte del estado de Colombia, contribuye a que las armas sean instrumento cotidiano en muchos colombianos. Y por esa facilidad, civiles y exmilitares llegan a ser mercenarios en cualquier parte del mundo.
En los acontecimientos armados en Afganistán, se vivieron muchas cosas espeluznantes. Pero a pesar de la lejanía, una de ellas fue muy vergonzosa, y es que se supo que son muchos los mercenarios colombianos en la revuelta armada afgana.
Parte de la gravedad del asunto, es que la participación en golpes de estados, invasiones y magnicidios; son totalmente legales. Siendo de esta manera la impunidad y aplauso del gobierno de Bogotá, un fuerte estimulante para esta horrorosa profesión.
