Mercaderes del miedo | Por: Carolys Helena Pérez
El miedo es terrible por las miserias que ocasiona. Desde esa certeza ha sido utilizado como arma en las batallas políticas desde tiempos ancestrales, principalmente por quienes insisten en la opresión como mecanismo de supremacía económica y sostenimiento de un orden social injusto e inequitativo.
Recientemente lo hemos visto, a propósito de las primarias opositoras, sin pudor y sin moral reaparecen vocerías de derecha que de manera altisonante apuestan al aplauso fácil con discursos que buscan infundir terror, pánico en la población que además ya está sometida a una realidad cruenta producto del bloqueo y las Medidas Coercitivas Unilaterales. Son “mercaderes del miedo” que se niegan a aceptar que este pueblo ha cambiado pero aún encuentran tierra fértil en un sector minoritario de la población que se asusta y -muchas veces desde ese pánico- actúa de manera irracional. Las cosas a las que tememos son nimiedades comparadas con los daños que provocamos cuando luchamos irreflexivamente por eludirlos.
El chavismo no conoce el miedo, lucha llevando como bandera sus ideas, escucha con respeto al contrario; defiende de manera inconmovible sus principios y no tenemos nada que ocultar al mundo. Por eso, si queremos seguir adelante, debemos resistir y superarnos día tras día. “La Revolución es más grande que nosotros mismos” eso lo dijo Fidel Castro y es desde esa firme convicción que nos hemos planteado construir un mundo donde podamos convivir sin humillación y desprecio, sin hambre ni pobreza, sin opresión ni explotación. Donde vivir con plena dignidad moral y material, en libertad sea posible. Ese es el mundo que soñamos y para llegar hasta allá debemos transitar un proceso complejo, lleno de tensiones y contradicciones tanto individuales como colectivas.
El imperialismo está ahí. Tenemos por delante todos los retos posibles que ustedes conocen, de penetración colonialista, de gente que todavía se viste con la bandera estadounidense y sueñan con una invasión…yo los veo y me dan ganas de llorar, pero ni modo, he aprendido a aceptar su existencia y si piensan de esa manera, me invitan a insistir en nuestra lucha pues me muestran que aún falta mucho por hacer. Chávez nos enseñó a amar a Venezuela con el pensamiento de Bolívar y Rodríguez entre nuestras raíces, por eso, si en algún momento te levantas en la mañana pensando que vamos a perder esta batalla, te digo: LA VAMOS A GANAR porque Chávez nos enseñó a ganar y también a perder, pero solo el miedo.
¡Venceremos!
¡Palabra de mujer!