Lorenzo Mendoza, presidente de empresas Polar después de algún tiempo de muy bajo perfil, reaparece en la escena pública. Lo hace para decir una mentira monumental: el emporio que representa tiene 12 años sin darle ganancias.
Durante su participación en un foro de la Universidad Católica Andrés Bello (núcleo de extensión de Guayana), el empresario aseguró que ha mantenido sus fábricas operativas tan sólo por su compromiso con el país. Como dicen popularmente por el mero “amor al arte”.
“Tiene que haber un cambio en el país que nos permita que el capital invertido tenga una retribución para todos. Nosotros tenemos 12 años sin rentabilidad. En cualquier parte del mundo, una empresa en esta situación ya hubiese cerrado. Pero nosotros tenemos una filosofía en la que pensamos que por encima de la familia, está el país”, expresó Mendoza.
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Realmente se trata de una afirmación insólita. Sobre todo cuando el señor figura en la lista Forbes como uno de los hombres más ricos de Venezuela con un patrimonio valorado en 1.5 billones de dólares.
Empresas Polar conforma un conglomerado, fundamentado en tres grandes líneas de negocio: Cervecería (Cervecería Polar como principal organización empresarial), Alimentos (Alimentos Polar Comercial); y Bebidas y Snacks (Pepsi-Cola Venezuela).
En términos de planta física la corporación cuenta con 28 plantas y 191 agencias, sucursales y centros de distribución, en todo el territorio nacional.
¿Alguien puede creer que este señor va a mantener abierta toda esa infraestructura si no le va a reportar enormes ganancias? Habría que ser muy cándido para hacerlo.
Parapeto para robar
En realidad, aunque se ha sabido mercadear muy bien como el máximo ejemplo de la eficiencia y la buena gerencia. Detrás de este emporio están camuflados todos los males típicos del capitalismo rentístico subdesarrollado.
Si algo han sabido hacer estos señores es capturar la renta petrolera, por la vía de obtener dólares baratos del Estado venezolano, para la importación de insumos y piezas terminadas. Nunca, apostaron realmente por un modelo agropecuario de estímulo a la inversión de la producción local, ni de materia prima (maíz, arroz y otros cereales), y mucho menos de desarrollo agroindustrial.
Como lo explica de forma tajante el profesor Carlos Lazo, el grupo Polar es la mejor expresión de una clase empresarial parásita, que nunca ha apostado ni apostará por el verdadero desarrollo de las fuerzas productivas locales.
Por otro lado los señores de Polar representan un monopolio en diversas áreas del mercado. Lo que está reñido con el principio más elemental de libre mercado, libre empresa y competitividad que dicen defender a toda costa.
Monopolizan la producción pero en el último renglón de la cadena. Es un desarrollo amorfo característico del capitalismo rentístico. Y además detentan el poder de controlar los precios a su real saber y entender, para destruir a la competencia y chantajear a la población.
Guerra económica
Por si esto fuera poco se han valido de su poderío para esconder los productos básicos y subir los precios en momentos de tensión política o cuando se avecinan eventos electorales. De hecho hace algún tiempo se filtró un audio de este señor donde confiesa en conversación telefónica que él está haciendo la guerra económica.
La guinda el pastel, de este sujeto que “ama el país”, fue cuando en medio de la cuarentena radical, voluntaria y consciente intervino. Pero no para ofrecer el apoyo de su emporio en medio de la crisis por la pandemia de covid-19, sino para pedirle al gobierno que lo exceptuara. Esto para poder venderle una “cajita” a domicilio a la población.
Y lo más insólito de todo es el proceso de internacionalización que su apropiación de la renta petrolera le ha permitido. Si el negocio está marchando tan mal como es que Mendoza abrió recientemente una sucursal en Madrid. Que complementan su vasto portafolio en: Colombia, Estados Unidos, México y Nueva Zelanda.
Más que un fake detrás esto puede haber algo más. Quién sabe si el sustituto de Sir Bobolongo, pueda ser este señor que siempre ha tenido apetencias políticas, pero nunca se atrevido a salir del closet. Hay que estar alertas.