María Corina Machado nace en la ciudad de Caracas en 1967. Pertenece a la oligarquía criolla desde su nacimiento, con una familia que cuenta con grandes negocios en el ámbito del acero y la siderurgia. Esta familia se dedicó permanentemente a sus negocios; hasta que con la llegada de Hugo Chávez al poder, comienzan a entrar al escenario político con María Corina como representante. Participó activamente en varios intentos de golpes de Estado, desestabilización y negocios para vender su patria, aún sigue sin triunfar.
Con la Revolución Bolivariana, la oligarquía teme a perder intereses cuando se disloca la “paz política” existente para estos sectores con la permanencia del Pacto de Punto Fijo. En este momento, las familias de la burguesía parasitaria en Venezuela sacan a sus hijos al ruedo político.
De esta camada salen Henrique Capriles Radonsky, Leopoldo López y Machado; todos vinculados a negocios relacionados con la explotación de los recursos energéticos en Venezuela; y alineados desde el surgimiento de sus partidos, con la política internacional de EE.UU. hacia el país, para la apropiación de la reserva más grande de petróleo del planeta.
María Corina Machado entra al ruedo político a través de la Asociación civil Súmate; que se activa en el año 2004 durante el referéndum revocatorio contra el presidente Chávez.
Según una investigación de la agencia estadounidense Associated Press esta asociación recibe recursos del Fondo Nacional por la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), organización financiada por el gobierno de EE.UU.
Meses después del referéndum, Machado es recibida en EE.UU. por George Bush.
A cuál ideología responde
Es defensora abiertamente de principios conservadores: el capitalismo como modelo, la adoración a la propiedad privada, el desprecio a los sectores excluidos, el Estado como órgano represor que no debe intervenir en la economía bajo los principios del neoliberalismo “dejar hacer, dejar pasar” y la privatización de todo lo público para el crecimiento de la economía.
Fue diputada a la Asamblea Nacional en el año 2010, y desde entonces se ha sumado a la agenda de la violencia y la toma del poder político a partir de acciones terroristas.
Es operadora política de EE.UU. en el país y ha cumplido papeles determinados en el ámbito internacional para intentar posicionar la matriz de opinión que muestra al Estado venezolano como un “Estado forajido”, a partir de la supuesta violación de derechos humanos.
Actualmente es coordinadora nacional del partido Vente Venezuela.
Machado es partidaria de una invasión militar contra Venezuela.
“Por ello, lo ideal es que esta operación de paz multifacética no esté bajo la égida de una sola organización, sino conformada por coalición de aliados con disposición y legitimidad regional en el marco del (TIAR), contando con participación de otras organizaciones y países”, manifestó Machado.
Aceptación en la población
Según una encuesta de Hinterlaces aplicada en el mes de julio sobre evaluación del liderazgo en Venezuela María Corina Machado tiene un 64% de opinión desfavorable y un 33% de opinión favorable.
Estos datos corresponden al Monitor País Hinterlaces realizado durante los meses de junio y julio de 2020 a través de 1.200 entrevistas directas donde se abordaron personas naturales de sexo femenino y masculino, mayores de 18 años, 15% pertenecientes a los estratos A, B y C y 85% D y E.
Actualmente, tras realizar ella misma unas primarias, resultó «ganadora», solo para poder emprender una campaña que fracasó gracias al voto de la mayoría del pueblo venezolano el pasado 28 de julio en las elecciones presidenciales, en las que Nicolás Maduro resultó reelecto.
Lo más reciente
En el 2024, Machado se lanzó a la aventura de sostener un pendón con el rostro de quien «le tocó» ser el candidato, por la aceptación a regañadientes de su inhabilitación y por el rechazo exprofeso de parte de la oposición venezolana que no la apoyó en su sueño presidencial.
Luego de los resultados, siguió en modo «negación» asegurando a sus seguidores que ellos habían resultado ganador y que tenían las actas para probarlo. Actas que nadie consignó y que se quedaron frías en una página web írrita para el consumo de quienes viven en el exterior que pretenden seguir financiando acciones desestabilizadoras desde la comodidad del sofá.
Se mantiene en la clandestinidad, porque quizás la conciencia no la debe dejar dormir. Continúa apoyándose en la comunidad internacional, porque en la nacional no lleva vida. Sus llamados a la violencia han mermado, sin embargo no sería de extrañarse que funda sus alianzas ahora con el mercenario «superhéore» de Erik Prince y su «Ya casi Venezuela». Esta historia continuará.