Enhorabuena, ha llegado un nuevo número de acciones concretas contra la corrupción en Venezuela. No es una cosa nueva de la Revolución Bolivariana. En 24 años, con Chávez y con Maduro, se han realizado sendos operativos judiciales contra mafias de la corrupción enquistadas en el gobierno. Como no es una acción nueva, a nadie debería sorprenderle que el gobierno revolucionario, liderado por Nicolás Maduro Moros, tome estas acciones. Sin embargo, los grandes poderes de la prensa tratan de enjuiciar a la Revolución con estas circunstancias. No hay enjuiciamiento que valga, nuestra moral se levanta con estas acciones del Presidente.
Hay un caso que aún no tiene presos, pero si tiene confesiones públicas de robo a la nación. Son 40 mil millones de dólares los que ha secuestrado la banda de delincuencia organizada llamada “gobierno interino”. Uno de sus voceros, de apellido Goicochea, dijo a la prensa que no están dispuestos a devolverle ese dinero a la nación y que harán todo lo posible por mantenerlo secuestrado. Es una declaración pública que debería horrorizar a todo el país, debería levantar la indignación colectiva y las alarmas de toda la prensa internacional. Sin embargo, los grandes poderes de la prensa trabajan en ocultar esas cifras y a esos delincuentes.
La política es un medio de enriquecimiento para las derechas, para los que piensan desde los patrones de acumulación del capitalismo, no hay una forma de entender las acciones de derecha sin comprender su naturaleza corrupta de asimilar el poder. Por esa razón, es categórico asegurar que detrás de una red de corrupción hay pensamiento y acción de derecha, de egoísmo, de capitalismo.
Por contrario, para los socialistas la política es una vida de servicio social, un trabajo de redistribución de las riquezas para la sociedad, un apostolado para levantar a la sociedad hacia su desarrollo pleno y su máxima felicidad. Los militantes socialistas no trabajan desde un patrón de egoísmo y acumulación, sino, más bien, de servicio y entrega a las grandes mayorías sociales. Es tan grande el abanico de personas honestas, que trabajan para el bienestar social de Venezuela, desde la trinchera de la revolución bolivariana, que no hay espacio suficiente para levantar un monumento a tanta gente que desde el desprendimiento propio apoyan la causa social revolucionaria.
Desde los militantes históricos de la revolución bolivariana, hasta los nuevos integrantes del movimiento en liceos y universidades, así como los miembros del PSUV y las organizaciones de base de la revolución, hay una fuente humana de moral que supera con creces los malos ejemplos de corrupción que han salido a la luz pública en los últimos días y en el recorrido de 24 años de gobierno revolucionario. Estos malos ejemplos no representan, ni son voceros, ni fuente de inspiración del pueblo y los militantes chavistas.
Los referentes de acumular dinero, en las cantidades que sean, para hacerse de lujos y excentricidades, desdicen de la posición que ocupaban en el liderazgo del gobierno. Por eso, el calificativo de traidores no les queda corto para entender su comportamiento anti popular y contrarrevolucionario.
Por fortuna, las filas chavistas no están llenas de gente como la que hoy está presa. Muy por el contrario, nuestras filas, desde los militantes de base hasta nuestro presidente, están llenas de gente que sale todos los días a luchar por lograr que a toda Venezuela le vaya bien. Esa gente, trabajadora, convencida, militante, revolucionaria, chavista, es a la que pertenece la causa de Bolívar, de Chávez y de Maduro.
Desde las bases y los cuadros dirigentes del partido y del gobierno revolucionario de Venezuela debemos sentirnos ampliamente moralizados por tener un presidente y comandante revolucionario como Nicolás Maduro Moros. Por una razón sencilla: no ha medido el tamaño de los enemigos de la revolución, de afuera y de adentro del movimiento, para enfrentarse a ellos y derrotar sus pretensiones de acabar con el país, sea por la vía del bloqueo, por la vía de la intervención internacional o por la vía de la corrupción.
Debemos salir, hablar, defender nuestra causa, recordar que todos los años, durante el gobierno de Nicolás Maduro Moros, se han llevado presos a corruptos de diferentes tamaños y niveles. Este golpe contra la corrupción es una forma de hacernos saber que el camino correcto es el de la solidaridad, del socialismo bolivariano y no el del capitalismo acumulador, privatizador, corrupto y traidor.
Nicolás Maduro ha dado un nuevo golpe de timón a la moral nacional. Ha levantado la moral de la gran mayoría del pueblo honesto de Venezuela, ese pueblo que no quiere tener a corruptos en el Estado, ni mucho menos en el partido de la revolución. Nicolás Maduro nos convoca, con sus acciones, a una constituyente moral de nuestra patria, a levantar los valores bolivarianos y chavistas para impedir que ninguna otra mafia se haga de los recursos del pueblo para sus beneficios personales, groseros y capitalistas.
CÉSAR TRÓMPIZ
@cesartrompiz