Colombia es el mayor productor de cocaína del mundo. La afirmación no es el resultado de la intriga o una muy mala intención contra Bogotá, sino la conclusión demoledora de sus propios informes.
En 2019 del Observatorio de Drogas de Colombia (ODC), publicó el documento titulado: “Monitoreo de territorios afectados por cultivos ilícitos” en donde describe un panorama interno que revela que la industria de la droga es un negocio en expansión que se reinventa a pesar de algunos “tropiezos”.
Este informe destaca que en 2019 se redujo en 9% la extensión de cultivos ilícitos de coca en el país. El resultado significa el término de 5 años continuos de crecimiento, pero la tentación de aplaudir este logro se esfuma cuando páginas más adelante te enteras que a pesar de esta reducción, el negocio se las ingenió para crecer más.
Si bien del 2018 hasta el 31 de diciembre de 2019 el país pasó de 171 mil hectáreas a 154 mil, aumentó el rendimiento por tonelada métrica. Los mafiosos, como los grandes empresarios de negocios lícitos, consiguieron producir más con menos.
Ver más allá
Otro de esos datos que revelan que el narcotráfico siguió expandiéndose a pesar de la reducción en 9% de la superficie total sembrada de coca respecto a 2018, surge del aumento en la demanda de los químicos para la refinación de la cocaína.
Según el informe de la ODC, el cual se alimenta de datos del Ministerio de Justicia y del Derecho, es decir, del mismo gobierno, el aumento en la demanda de los agentes químicos para la producción de la droga se incrementó en 2019 en 2,5%.
Uno de esos recursos son productos comunes, abundantes y legales como el cemento y la gasolina.
Si bien parece que los mejores tiempos del negocio del narcotráfico terminaron con Pablo Escobar, lo cierto es que después del Capo de Medellín, el negocio de la droga en Colombia está mejor que nunca.
Dice el informe de la ODC que “a pesar de la reducción (de cultivos ilícitos) para el 31 de diciembre de 2019, había 3 veces más coca que en 2013, el punto más bajo de la serie histórica”.
El territorio del negocio
En un mapa satelital que muestra con manchas de calor la ubicación de los sembradíos, se puede contar que de los 32 departamentos de la República, 14 de ellos están sembrados de cultivos ilícitos; y de acuerdo a los datos de los organismos colombianos, el Departamento del Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, es el líder en este rubro con 41.700 hectáreas.
Comparada con el resto del Mundo, Colombia es el alumno sobresaliente con 70% de cultivos ilícitos, seguido de Perú con el 20% y Bolivia el 10%, esto según datos de 2017 mencionados en el informe antes referido.
A pesar de las maromas de buena propaganda de “Alerta Aeropuerto” en Colombia en donde sus policías capturan a narco mulas y hallan drogas en lugares inverosímiles, lo cierto es que eso no ha detenido a sus narcotraficantes para seguir haciendo crecer el negocio.
Producción récord
En 2019, la ONU confirmó que Colombia es el mayor productor de cocaína en el mundo, y en esa conclusión devastadora recordaron que en 2017 registraron el pico más alto de fabricación con casi 2 mil toneladas, una cantidad que sería el éxtasis de los agentes antidrogas de todos los aeropuertos en el mundo que se entretienen confirmando el azul celeste de los test de “alcaloides de cocaína”.
El informe del Observatorio de Drogas de Colombia también describe el involucramiento de grupos armados de toda índole en esta industria. Paramilitares, crimen organizado, guerrillas, desmovilizados y disidencias estarían lucrándose de este negocio que compite por el control violento de territorios.
Pero los capos de la droga no son solo barones escondidos en la selva o traficantes en los callejones oscuros de alguna ciudad. Hay mucha bibliografía, investigaciones periodísticas y comportamiento gangsteril que revelan que los narcos son poder político también.
Gracias a Pablo
Si bien quedó en el imaginario de los colombianos que la única ambición que no pudo cumplir Pablo Escobar fue la de llegar a Presidente, hay quienes sí creen que llegó a conseguir el objetivo de colocar a un hombre suyo en La Casa de Nariño: Álvaro Uribe Vélez.
La periodista Virginia Vallejo, exiliada en los EE.UU., publicó que Uribe era una ficha de Pablo, un hombre raro y con cara de buena gente entre aquella estirpe de ricos ordinarios a los que hizo más millonarios con la concesión de pistas para aumentar sus envíos de cocaína por avión.
Esa sospecha de que la sombre del narco sigue gobernando en Colombia se extiende hasta Iván Duque, cuyo maridaje con Uribe es una alianza de sumisión, ya que a éste le debe la presidencia.
A pesar de todas estas evidencias, Colombia tiene muy buena prensa. Si bien ellos son lo más parecido a un narcoestado, sus medios y políticos acusan a Venezuela de serlo, no porque tengan pruebas sino muchas ganas de repetirlo hasta que la gente les crea.