El gobierno libanés no aguantó demasiado la crisis agudizada por la explosión en Beirut la semana pasada, por lo que resolvió su dimisión. La información la dio a conocer el Ministro de salud de ese país, sin precisar cuándo.
Las protestas populares en las calles consiguieron que el gabinete del primer ministro Hassan Diab decidiera poner término a su administración. Antes de la tragedia en la zona portuaria, el panorama ya estaba complicado con la crisis económica, las denuncias de corrupción y la pandemia.
«El sistema de corrupción es más grande que el propio Estado y lo tiene encadenando, además existe el riesgo de otros desastres, cuyo objetivo es proteger a la clase que controla el destino del país», dijo en su alocución, según reseña la cadena Al Mayadeen.
«Nos enfrentamos a una gran tragedia. Se suponía que las fuerzas interesadas en el país cooperaran para aliviar el dolor del pueblo. Pero a algunos sólo les interesa registrar victorias políticas utilizando su retórica populista. Se suponía que debían avergonzarse de sí mismos porque su corrupción es la que produjo el desastre», sumó.
«Intentaron asestar sus golpes al gobierno, responsabilizarlo por el colapso y la deuda pública”, explicó. “Lo único que nos importó fue salvar el país y hemos aguantado mucho por eso, pero las bocas rabiosas no han parado de atacarnos», agregó.
«Entre nosotros y el cambio hay un muro muy grande, protegido por una clase que controla las articulaciones del Estado. Fue esa clase la que falsificó los hechos, distorsionó las realidades e incluso cometió pecados mayores porque sabía que el éxito de este gobierno significaba sustituirla», subrayó.
Devastadora explosión
Las explosiones en la capital libanesa devastaron la mitad de la ciudad y destruyó el principal puerto de ese país, el cual era la arteria vital de la economía.
Las autoridades calculan más de 160 fallecidos y más de 6 mil heridos. Adicional a esto, más de 300 mil personas perdieron sus hogares; severamente afectados por la onda expansiva que llegó a sentirse en la isla de Chipre.
Dos días después de la tragedia, el presidente francés Emmanuel Macron llegó a Beirut para organizar la ayuda internacional y “sugerir reformas necesarias para evitar que el país se siga hundiendo”.
Injerencia francesa
Esta maniobra de “solidaridad in situ” ha sido calificada como una acción inequívoca de injerencia por parte de Francia, país que hasta 1945 administró El Líbano como una colonia.
Irán y Rusia enviaron ayuda humanitaria como hospitales de campaña y medicinas para auxiliar a las personas. Por su parte EE.UU. e Israel también expresaron su “solidaridad” con el país árabe, un pronunciamiento que a criterio de Teherán es “hipócrita”.
Para Irán, la mejor ayuda que pudieran hacer Washington y Tel Aviv a El Líbano es terminar con el acoso a ese país.
Las versiones de la explosión
Inmediatamente se produjo el siniestro, las autoridades mencionaron la versión de la explosión. La magnitud de la explosión se vio potenciado por un depósito en el que se encontraban almacenados más de 2.700 toneladas de nitrato de amonio.
La carga permanecía en el lugar desde hacía seis años y bajo condiciones inseguras que contribuyeron a una detonación violenta que destruyó a media ciudad con la fuerza de un terremoto de 4.5.
Luego de esto, el gobierno libanés ahora en vísperas de renunciar, sugirió la posibilidad de que el desastre haya podido ser causado por un explosivo o ataque con misil.
