Venezuela sigue afrontando grandes dificultades para salir adelante frente a las cíclicas agresiones del eurocentrismo capitalista, agresiones que vienen desde distintos frentes y las más fuertes son desde nuestro hemisferio, EE.UU. Todas sin dudas con el firme propósito de querer apoderarse de nuestros recursos.
Estos imperios han hecho hasta lo imposible por imponer un gobierno inconstitucional liderado por factores antinacionalistas representado en la persona del exdiputado, Juan Guaidó, quien no ha vacilando en robar de manera despiadada los recursos que le pertenecen al pueblo venezolano como lo ha hecho con las corporaciones Citgo y Monómeros.
Lamentablemente hemos visto como en los últimos días se afianza de nuevo y se revalida el «decreto Obama», aquel funesto que firmó el 9 de marzo del año 2015, en el que declaró a Venezuela, como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de los EEUU. No obstante, hay que dejar en claro que nuestra nación, bajo ningún concepto puede representar esas acusaciones.
El presupuesto que invierte EEUU en armamento militar y en su industria armamentista, alcanza para alimentar a todo el continente africano. Recordemos que, a finales del año pasado, el Congreso de los EEUU, aprobó un presupuesto de defensa de más 740 mil millones de dólares para financiar el Pentágono y el ejército.
¿Qué han significado estás acciones para nuestro país? Estas agresiones han afectado gravemente la economía venezolana, al ser Petróleos de Venezuela S.A., (PDVSA), la principal industria productiva en el país, que genera la mayor cantidad de divisas para brindar la estabilidad económica a nuestra nación es la más perjudicada.
Según una investigación realizada por la empresa estatal, Venezolana de Televisión, entre 2019 y 2020 la administración Trump, aprobó nuevas “sanciones” contra PDVSA, que incluyeron el congelamiento de 7.000 millones de dólares en activos de la empresa filial Citgo, en adición a una pérdida estimada de 11.000 millones de dólares en exportaciones para los próximos años.
Monómeros, también filial de PDVSA, pero en Colombia, fue desfalcada por los directivos, en actividad conjunta con el presidente Iván Duque y el exdiputado a la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, quién fuera denunciado en 2019 por Manuel Quevedo, presidente de la petrolera venezolana para entonces.
Por su parte la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, durante la presentación del informe anual del gabinete ejecutivo, ante la Asamblea Nacional, denunció que las medidas coercitivas unilaterales impuestas por EE.UU. contra Venezuela, han provocado la pérdida de ingresos brutos fijados en 102 mil millones de dólares.
Afirmó además que en el año 2020 ingresaron solamente 743 millones de dólares, contra los 65.607 millones de dólares que ingresaron en el año 2008. Es el resultado de una agresión económica que inició en el 2013.
¿Pero qué hacer ante este atropello? Evidentemente una situación de tal magnitud requiere de múltiples y complejas alternativas que busquen dar solución a tal problemática, acá señalaremos tres campos en los cuales se puede y se debe trabajar.
En primer lugar, en el escenario internacional la política exterior venezolana debe continuar en su diplomacia denunciando ante organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU), el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), la CELAC y UNASUR, que estas acciones unilaterales violentan forma flagrante el Derecho Internacional, pactos y convenios suscritos entre naciones. Recordemos que la Carta de las Naciones Unidas, en sus principios señala que no se pueden tomar medidas unilaterales de un Estado contra otro, que socaven la paz, la tranquilidad, la estabilidad y que además, vulneren la soberanía y la integridad territorial de terceros países.
En segundo lugar, se requiere profundizar la batalla en el campo de la integración política y social de los pueblos y organizaciones del mundo. Es imperante que, a través de espacios, foros y congresos internacionales, los movimientos políticos y sociales que promueven la solidaridad internacional, denuncien estás violaciones flagrantes al derecho internacional que violentan la estabilidad y la paz de la República.
En tercer lugar, todos los esfuerzos que realice nuestro gobierno e instituciones, en cuanto a la gobernabilidad y gobernanza, deben tributar al fortalecimiento de una economía sana, productiva y capaz de desarrollar fuerzas endógenas que den robustez a un nuevo modelo económico que tome en cuenta todo el potencial en recursos que posee nuestro territorio, pero que además vaya de la mano en el despliegue de las capacidades intelectuales y científicas que se requieren para alcanzar niveles óptimos de crecimiento de la economía y del bienestar social.
Por último, la necesidad de unidad política y de conciencia nacional del pueblo venezolano para seguir ganando la lucha heroica y loable por nuestra soberanía, independencia e integridad territorial, asumiendo siempre el legado combativo e histórico de nuestros libertadores, en nuestra firme convicción de ser una nación libre y soberana, con capacidad de autodeterminación, como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Asumiendo estás modestas líneas de acción, estamos convencidos que seguiremos venciendo la adversidad, y acompañando siempre del liderazgo del presidente Nicolás Maduro, de nuestro gobierno, y partido. Seguros estamos que nuestro pueblo saldrá victorioso en cada escenario de agresión en el que toque luchar en el presente y futuro.
CARLOS ALBERTO SOTO SOTO.
Internacionalista.
IG: @sotopsuv