Luego de varias semanas sin pronunciar palabra sobre la pandemia de coronavirus en la línea fronteriza con Venezuela, el presidente colombiano, Iván Duque y su equipo de gobierno han informado que tienen planes de instalar una estación sanitaria a fin de atender a los migrantes venezolanos que regresan al país para prevenir que se contagien de covid-19.
La propuesta no deja de ser asombrosa, sobre todo, porque cuando se activaron de manera temprana las medidas de cuarentena para contener los contagios del lado venezolano, las autoridades colombianas ni siquiera atendieron el llamado a la coordinación hecho desde Caracas. Incluso, cuando el presidente venezolano, Nicolás Maduro, propuso una cooperación de alto nivel mediada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la respuesta fue la más completa indiferencia.
Ahora el ministro de Salud de Duque, Fernando Ruiz Gómez, visitó esta semana el sector La Parada en el municipio de Villa del Rosario del Norte de Santander, para evaluar la situación sanitaria de la covid-19 y tomar medidas sobre la atención a la población migrante venezolana, según reseña el medio La Opinión de Cúcuta.
Sin embargo, en Colombia, al igual que en la mayoría de los países de la subregión, la atención sanitaria está mayoritariamente en manos privadas y es muy costosa. Además, a las autoridades colombianas, al igual que a sus homólogos en Brasil, les ha costado mucho trabajo adoptar medidas de confinamiento por el costo económico que ello supone. Por esa razón, Venezuela se cuenta entre los pocos países con un éxodo en reversa en medio de esta emergencia global.
Desde comienzos de mayo se acrecentó el retorno. Por los estados fronterizos con departamentos colombianos y estados brasileños han regresado más de 60.000 connacionales, de los cuales poco más de 1.600 están infectados de covid-19. De esa cifra, unos 1.500 pacientes corresponden a venezolanos que se habían ido a Colombia y ahora huyen de la xenofobia, la negligencia médica y el hambre.
Subregistro
Estas cifras, específicamente las que se han registrado en Colombia, hacen suponer a las autoridades venezolanas que en la nación neogranadina han incurrido en un subregistro de los casos de covid-19 de alrededor de siete veces menos.
El vicepresidente sectorial de comunicación, cultura y turismo, Jorge Rodríguez, ha señalado que desde la Casa de Nariño se han reportado en los departamentos fronterizos de la Guajira, el Norte de Santander y Arauca un total de 200 casos por covid-19, mientras que a Venezuela han regresado 1.500 ciudadanos provenientes de esos mismos departamentos.
«Cómo se explica que en esos sitios hay 200 casos reportados y regresan 1.500 venezolanos con la enfermedad. Hay un subregistro brutal, los números son los números y la epidemiología es la epidemiología. El mayor riesgo para el país es el profundo descontrol de la pandemia en Brasil, Colombia y Ecuador», ha señalado Rodríguez.
El modelo sanitario de ambas naciones transita caminos diametralmente opuestos, mientras en Colombia una prueba rápida para descartar covid-19 se acerca los US$ 200, en el país se han practicado más de un millón de test para el despistaje masivo de forma gratuita.
La gran mayoría de las personas infectadas en suelo venezolano están internadas en hospitales públicos y centros de diagnóstico integral con tratamiento sin costo alguno. También, las personas que regresan deben cumplir una cuarentena obligatoria en los Puestos de Atención Social Integral (PASI) del cordón sanitario fronterizo, donde se les practican las pruebas de despistaje, se les brinda tratamiento médico, así como logística de alimentación, hospedaje y traslado. Nada de eso ocurre en la nación vecina.
Además, las autoridades venezolanas han denunciado, desde hace un mes aproximadamente, que hay un plan del presidente Iván Duque para contaminar a los migrantes venezolanos que están regresando a territorio venezolano y crear así un «colapso sanitario».