La pandemia mundial del Coronavirus, sigue mostrando a los ojos del mundo, la debacle del modelo capitalista y su inutilidad para atender a las sociedades humanas, al develar la realidad principalmente de los sistemas de salud pública y alimentación, y la poca preparación para asumir realidades complejas para la humanidad.
Irónicamente, los gobiernos que han demostrado mayor capacidad en este sentido, son aquellos que se contraponen a este modelo y que se han levantado como una vanguardia en el combate a esta tragedia que afronta la humanidad, son: Rusia, China, Venezuela y Cuba.
En el caso de Venezuela, se demuestran las fortalezas que se han cultivado a lo largo de dos décadas de Revolución, en el ámbito de la salud, de la alimentación y sobre todo en la organización del Poder Popular.
El sistema de consultorios surgidos con la Misión Barrio Adentro Salud, más de 500 ubicados en todas las comunidades del país. Los Consejos Comunales, movimientos sociales y todo el poder organizado en cada comunidad, que a su vez han fortalecido las iniciativas para difundir las medidas de prevención, la confección de tapabocas, el programa “Cada familia una Escuela”, entre otras acciones, y el control en cada territorio, se han constituido en el brazo más importante del Gobierno Nacional en el combate a la pandemia.
Como respuesta al bloqueo criminal impuesto por los Estados Unidos, desde el 2016 el Gobierno nacional junto al Poder Popular, impulsó la iniciativa de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), organización que ha permitido brindar a millones de hogares venezolanos el acceso a la alimentación en tiempos de guerra contra el pueblo.
Esta organización ha significado una fortaleza en distintos momentos de batalla revolucionaria y actualmente se constituye como un apoyo esencial para el control y contención del Coronavirus, puesto que disminuye la necesidad de la población de salir a comprar alimentos, pero además combate el impacto a cada familia producto del quiebre económico que trae como consecuencia la actual coyuntura.
Neoliberalismo salvaje
La posición asumida por gobiernos neoliberales de América Latina, para el combate del Coronavirus, deja mucho qué pensar. Los problemas económicos son pagados por cada ciudadano y ciudadana de a pie, mientras que los grandes empresarios van dejando en el camino a un ejército de desempleados, que además tienen la obligación de resolver lo fundamental para vivir, que no es poco en estos países donde los servicios básicos merman y han privatizado hasta la salud.
Acostumbrados a resolver la política social cual organización de beneficiencia, los gobiernos de Colombia y Chile, han establecido ínfimas entregas de ayuda por un período de 15 días.
Colombia
En el caso de Colombia, de manera burlesca, entregarán a los adultos y adultas mayores que no reciben ningún beneficio por el Estado colombiano; una caja con 36 productos alimenticios que tendrá una duración de 15 días. Y a la Guajira colombiana, entregarán el sobrante de una incautación de 29 toneladas de comida. Así lo indicó Diego Molano, director del Departamento Administrativo de la Presidencia (DAPRE):
“A cada uno de esos adultos vamos a ir a llevarles a su casa, de la mano con alcaldes y gobernadores, con base en esta lista, un paquete alimentario. Son 36 productos, entre los que tendrán: leche, frijol, aceite, atún, para que puedan garantizar su alimentación en estos 15 días, durante estas semanas, para ese adulto mayor y para su familia”.
Chile
Con el tambaleante gobierno de Sebastián Piñera, en medio de una cuarentena muy limitada, se entregarán canastas de alimentación a los estudiantes, que alcanzan para 15 días.
Esta realidad viene mostrando sin ningún velo, la diferencia que existe entre un modelo político que pone en el centro a los seres humanos frente al neoliberalismo, que para salvar la economía de las élites, lanza al abandono a millones de personas de su propio país, situación que se complica aún más en el caso de los inmigrantes que han salido a buscar otras perspectivas de vida.
