La fuerza moral que inmutó hace 207 años en el campo de la victoria a la muy comprometida juventud, comandada por José Félix Ribas vuelve a germinar en el parto de una nueva era en la política venezolana donde la juventud ha logrado afianzarse como el corazón vital de la Revolución Bolivariana en un contexto tan convulsionado y esperanzador en América Latina.
Estas conquistas políticas no fuesen posibles sin la efervescencia, conciencia, politización del Comándate Chávez y el Presidente Nicolás Maduro a través de la democratización del ejercicio político en todas sus esferas. La juventud venezolana en sus distintos sectores, han contribuido enormemente a la vida social y política de la nación durante más de 200 años, hoy que renace la necesidad de vigorizarse ante la crisis económica y social existente, viéndose reflejada en la población más vulnerable y en su defecto en la población venezolana mayormente joven. Es menester fortalecerse a través de la retroalimentación ideológica, volviendo al trabajo de masas, planes de acción y una severa condena a las desviaciones morales y políticas.
Debemos redirigir nuestros espacios políticos, como una alternativa radical a la política burguesa o además de algún debilitamiento de la unidad de todas las fuerzas de la Juventud, que se enfrenta a una serie de desafíos: ideológico-metodológica, un impulso en la definición de las políticas de estado reivindicando las nuevas necesidades de todos y todas con la formulación de nuevas estrategias de movilización política.
La formación política e ideológica como ya lo mencionaba, no puede convertirse en añadiduras en la constitución de espacios políticos, la influencia dentro de la intelectualidad progresista o de la juventud de izquierda no puede disminuir y dejar así un vacío generacional.
Ideológicamente, la juventud en nuestro país la bolivariana y chavista, es la única oponente consecuente de las políticas neoliberales en el espectro político dominante de la región. Nuestros dirigentes deben reflejarse, de una manera eficiente en sus propias políticas y prácticas, debe diseñar estrategias innovadoras. La práctica política no puede carecer de empatía y un alto sentido de conexión con las nuevas demandas de nuestra y las próximas generaciones.
Depende de nosotros hacer frente a los nuevos desafíos y convertirnos en una fuerza influyente para las revoluciones progresistas emergentes de nuestra región, de afianzar el liderazgo de nuestros dirigentes jóvenes con ética, rectitud revolucionaria y compromiso, o si quedamos atrapados en la vorágine de las demandas justas y reivindicativas de esta nueva era.
La generación Chávez, se ha formado y fortalecido en medio de las vicisitudes propiamente arraigadas por asumir la misma postura de Bolívar y José Félix hace más de 200 años, ¡libertad y soberanía! No obstante, esta batalla por nuestra dignidad sigue librando su perennidad y aunque larga y difícil como un parto, siempre será gloriosa.
¡Que viva la dignidad de juventud bolivariana, alistada siempre para vencer en la Victoria!
ERIKMAR BALZA GUERRERO