La revuelta social que se vive actualmente en Chile y a la cual el Gobierno solo ha respondido con represión provocó que Baltasar Garzón, un juez español que ordenó la detención del dictador Augusto Pinochet en 1998, advirtió a Sebastián Piñera que la violación a los derechos humanos que se están cometiendo no quedarán impunes.
Mediante de una carta abierta, Garzón hizo un llamado a Piñera a proteger al pueblo y no castigarlo con medidas de excepción, porque ellos no son el enemigo, sino la víctima.
El juez español repudió que ante la protesta social no hayan encontrado mejor salida que acudir al Ejército para que salgan a las calles a reprimir a la gente.
“El Ejército no está preparado para controlar el orden público, sino para hacer la guerra, para doblegar al enemigo o destruirlo”, citó la carta.
Ante las acusaciones de que las protestas son impulsadas por otros Gobierno, aseguró que se trata de un estallido social espontáneo que no va dirigido por ningún partido político, sino por una ira acumulada durante casi 30 años.
Destacó que por su parte seguirán muy atentos a lo que ocurre en Chile, porque las violaciones a los derechos humanos que están cometiendo contra la población civil, esta vez no quedarán en la impunidad.
Denunció que si bien es cierto que Chile es considerado un país con mucha riqueza, altos niveles de productividad y competitividad, pero todo eso a costa de los bajos salarios de los trabajadores y por la total desprotección social.
Esto ha hecho que durante los últimos años los estudiantes, pensionados y trabajadores salieran a las calles para exigir sueldos dignos, pero sus demandas nunca fueron atendidas.
“Se ha hecho patente el descontento, la falta de expectativas, la indiferencia de las autoridades y sus promesas incumplidas, sumado a millonarios escándalos de corrupción de grandes empresas, de políticos, incluso del Ejército, del propio cuerpo de Carabineros de Chile y, cómo no, de usted mismo”, criticó el texto.
Pero ahora, el pueblo chileno asegura que despertaron, perdieron el miedo y seguirán, así que el alza de los precios del metro fue solo la gota que rebosó el vaso.