Recientemente se conoció el hallazgo de 215 cadáveres de niños en una fosa común de un antiguo internado canadiense. Este hecho despertó conmoción y revivió el repudio de quienes exigen justicia y mínimo un perdón por parte de la Iglesia Católica. Pero ¿Qué hay detrás de estos internados indígenas?
El terror que vivieron los indígenas en Canadá se reaviva tras este nuevo hallazgo en la Escuela Residencial India Kamloops, en Columbia Británica, una de las “escuelas” que buscaba asimilar de forma forzosa a los aborígenes y buscar que perdieran su cultura nativa a finales del siglo XIX.
Se suponía que el objetivo inicial de este programa era ingresar a los pueblos inuit a la sociedad canadiense a través de la educación; para que no fueran marginados. Sin embargo, como estos internados no tenían impunidad al no estar vigilados por ningún organismo los abusos se convirtieron en los protagonistas de estos lugares.
¿Por qué se responsabiliza a la Iglesia católica?
Los internados indígenas en Canadá se crearon en los siglos XIX y XX apoyados por varias congregaciones cristianas; la Iglesia católica, la anglicana, la unida de Canadá, y la presbiteriana.
Durante 1930-1931 la iglesia católica manejó 44 internados, la anglicana 21; la Unida de Canadá 13 y la presbiteriana 2.
Incluso el Vaticano fue el responsable de llevar la gestión de los internados desde 1890 hasta 1977, cuando fue su cierre definitivo.
Las autoridades de las Iglesias se llevaban de forma obligada a los niños indígenas, alejándolos de su familia para internarlos; con el objetivo que olvidaran su cultura y lengua.
Los maltratos y el genocidio cultural
En 2015 salió a la luz un informe realizado por Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) de Canadá, en el cual se reflejaron todos los abusos que sufrieron los indígenas que estuvieron recluidos en estos centros.
Desde 1863 hasta 1998, más de 150 mil niños indígenas fueron separados de sus familias y llevados a estos internados. Y se estima que más de 6 mil fallecieron a causa de la violencia, negligencia y malnutrición.
En el informe de la CVR se detalló que los menores eran sometidos a abusos físicos y sexuales por parte de sus cuidadores; mientras eran obligados a hablar inglés o francés y convertirse en cristianos.
«El gobierno canadiense siguió esta política de genocidio cultural porque deseaba desprenderse de sus obligaciones legales y financieras con los aborígenes y hacerse con el control de sus tierras y recursos», citó parte del informe.
Los estudiantes eran recluidos en centros mal construidos, con poco aire e insalubres; además, no se les permitía tener acceso a personal médico capacitado.
Un estudiante que ingresó en 1996 al internado Pine Creek, en Manitoba, Joseph Maud contó en 2015, que cuando él mojaba la cama, la monja que estaba a cargo de su dormitorio le frotaba la cara en su propio orine.
Maud también recordó que cuando hablaban su propio lenguaje les tiraban de las orejas y les lavaban la boca con jabón.
La deuda de Canadá y la Iglesia católica con los indígenas
Los activistas indígenas se han mantenido constantes para exigir reivindicación por parte de la Iglesia católica, que hasta los momentos se niega a pedir perdón por los atroces maltratos contra estas comunidades.
En 2009, el papa Benedicto XVI expresó “su pesar” por la angustia provocada por la conducta deplorable de algunos miembros de la Iglesia, pero no se disculpó en nombre de la Santa sede.
Por su parte, el papa Francisco en 2018 le dijo a los parlamentarios de Canadá, a través Conferencia Canadiense de Obispos Católicos, que no iba a pedir perdón.
Ahora, en 2021 el papa solo expresó su “dolor” tras el hallazgo e instó a las autoridades políticas y religiosas a esclarecer lo ocurrido.
Actualmente en Canadá, los indígenas siguen siendo marginados por la sociedad y los servicios que reciben del Gobierno son casi nulos.
La tasa de desempleo, la cobertura médica y la calidad de vida de estas comunidades es baja en comparación al resto de los ciudadanos.
