Las guerras asimétricas y Venezuela como sueño frustrado

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Según historiadores, el fenómeno de la guerra se remonta a los orígenes de la humanidad. Ésta ha sido estudiada desde diversas aristas que intentan develar su motivo más profundo. Una de las disciplinas que se ha encargado de su estudio, es la fenomenología, escuela filosófica que estudia los fenómenos tal y como se manifiestan.

De esta manera, la fenomenología de la guerra estudia esta realidad desde cuatro visiones. Una de ellas tiene que ver con el naturalismo, que plantea que la agresividad o la no agresividad es inherente al ser humano.

Por otra parte, la visión economicista que asegura que la guerra tiene que ver con una competencia por la apropiación de los recursos de subsistencia. También encontramos la visión intercambista, que plantea que las guerras son transacciones no resueltas por medios pacíficos y por último, la visión arqueológica que propone que la guerra es anterior al Estado pero es también expresión del Estado y que es utilizada por éste como medio para su defensa.

Para Vladimir I. Lenin, el motivo de la guerra es “(…) embaucar al proletariado y distraer su atención de la única guerra verdaderamente emancipadora, es decir, de la guerra civil contra la burguesía, tanto de su «propio» país como de los «ajenos», la burguesía de cada país se esfuerza, con frases mendaces acerca del patriotismo, por enaltecer el significado de «su» guerra nacional y por asegurar que aspira a vencer al adversario no en aras del saqueo y las conquistas territoriales, sino en aras de la «emancipación» de todos los demás pueblos, salvo el suyo propio.(…)”.

En este sentido, plantea en la guerra la búsqueda del imperialismo de controlar territorios para el saqueo de recursos, pero además estableciendo valores distintos en la sociedad para ocultar su motivación real. Asimismo, Rosa Luxemburgo expuso en 1916 que “En esta era de imperialismo desatado ya no pueden haber guerras nacionales. Los intereses nacionales sirven únicamente como pretexto para poner a las masas populares al servicio de su enemigo mortal: el imperialismo”.

Ciertamente, la guerra ha trascendido distintos niveles a partir de la necesidad de expansión del capitalismo. Sus variaciones están relacionadas con actores involucrados, reglas, armamentos utilizados, resultados, entre otras, que difuminan un único concepto de este fenómeno. En estas variaciones a lo largo de la historia encontramos las llamadas guerras  asimétricas o de 4ta generación, pero ¿a qué se refiere este concepto?.

Se refiere a una fase de la guerra que ha trascendido momentos de la historia y que frente a la intención de quebrantar el derecho internacional, presenta ahora un modo de actuación que oculta su rostro verdadero y que incluso niega la presencia de un conflicto de grandes magnitudes. A lo largo de la historia se han conocido distintos tipos de guerra:

  • Guerras de 1era generación: son las guerras napoleónicas, guerras nacionales.
  • Guerras de 2da generación: Primera Guerra Mundial, se alinean distintos Estados con un mismo esfuerzo bélico.
  • Guerras de 3era generación: Segunda Guerra Mundial, además de la alineación de distintos Estados, se suma el uso a gran escala de fuerza aérea y blindados además del uso de armas con mayor tecnología.

Guerras asimétricas o guerras de cuarta generación

Tienen una dimensión de ocultamiento de sus actores. Busca el desgaste de su adversario, no tiene reglas y para ello ejerce acciones de distinto tipo bajo el uso de mercenarios, implica el saqueo sistemático de los recursos y materias primas de un Estado con la participación de actores financieros internacionales.

Esta guerra se ha aplicado en países como Afganistán, Iraq, Siria, Libia, Ucrania, Cuba, Venezuela y Bolivia. Uno de sus aspectos tiene que ver con la guerra psicológica a través de la manipulación de la información, cuyo objetivo es contar con una población que defienda los intereses en este caso de los EE.UU.

Según un estudio publicado en 2014 por el Colegio de Guerra de EE.UU. y reseñado por Carlos Fazio, “para cumplir tales objetivos la Casa Blanca utiliza firmas privadas y especialistas a través de los preceptos de la mercadotecnia. Recurre a fundaciones y grupos no gubernamentales como la Open Society Institute de Georges Soros, Freedom House y la Institución Albert Einstein de Gene Sharp, que con los auspicios de la USAID y recursos encubiertos del Pentágono y la CIA, canalizados a través de la Fundación Nacional para la Democracia (NED) y el Instituto Republicano Internacional, que responde al Partido Republicano, promovieron, por ejemplo, las llamadas “revoluciones de colores” o “golpes suaves” (“blandos”) en Serbia, Ucrania y Georgia”.

Asimismo, Fazio manifiesta que Venezuela “es un caso paradigmático en América Latina porque es víctima de una guerra no declarada de Washington, que sigue los cánones descritos en el manual TC-18-01 de las Fuerzas de Operaciones Especiales del Pentágono. En alianza con los barones del capital monopólico privado, la jerarquía católica conservadora y la ultraderecha política local, Estados Unidos ha venido implementando un plan sedicioso violento, cuyo objetivo es derrocar al gobierno legítimo de Nicolás Maduro”.

Silver Corp y la materialización de la guerra de 4ta generación

El contrato entre la empresa Silver Corp y Juan Guaidó, tiene aspectos inéditos en cuanto entrega la soberanía nacional a través de una transacción comercial que echa de lado las bases de la República, a su vez que los principales rostros de la operación quedan difuminados bajo el contrato de una empresa. En este caso, EE.UU. y Colombia cuya vinculación directa está confirmada a partir de la confesión de elementos de la DEA y ex agentes de seguridad de Donald Trump que fueron capturados. A continuación nos referimos a los principales elementos que atentan contra el Estado y la soberanía con graves implicaciones a la seguridad de la Nación.

  1. Eliminación de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana: se prepara una fuerza de mercenarios que tiene como objetivo la eliminación física del presidente Nicolás Maduro, miembros del gobierno nacional y establece como enemiga a la FANB. Posteriormente, esta fuerza de mercenarios asume tareas en el orden interno del país, con poder de decisión en el uso de armas, cierre de territorios y disposición de objetivos, por el lapso de 495 días y con un costo estimado de $212.900.000,00.

2. Eliminación del Poder público nacional: a través de la instalación de un nuevo gobierno presidido por Juan Guaidó, es decir, el firmante del contrato. El Poder Ejecutivo de la República se define bajo un contrato comercial que estaría por encima de la Constitución Nacional.

3. Violación de la soberanía nacional: se establece el ingreso de fuerzas mercenarias extranjeras por las fronteras nacionales con poder para la destrucción de vidas e infraestructuras. Finalmente tendrán el monopolio en la “reconstrucción del país” y el poder de apropiación sobre empresas estratégicas del Estado venezolano (campos petroleros, industrias alimenticias, ministerios, bancos, servicios públicos, entre otros). Por otra parte se aprueba el uso de minas y cualquier tipo de armas convencionales, así como el uso de sustancias químicas y se entrega a las fuerzas mercenarias la posibilidad de controlar el paso fronterizo.

Un aspecto importante a mencionar es que el fondo de los recursos para el pago de estas acciones proviene del secuestro de fondos del Estado venezolano en Estados Unidos y otros países que alcanzan la suma de casi 5 mil millones de dólares que fueron retenidos como consecuencia del bloqueo criminal impuesto al país desde el año 2015 con la firma de la orden ejecutiva de Barack Obama que declara a Venezuela como amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional de los EE.UU.. Esos fondos pertenecientes al Estado venezolano en bancos extranjeros, se distribuyen de la siguiente manera:

Por otra parte, se pretende acabar con las raíces que nos dan el nombre de Nación y que implican cultura, afectos e historia conectados a un territorio. Según Jacinto Perez Arcay: “El superorganismo estatal refleja una compleja personalidad que sugiere temperamento, carácter y conciencia nacional; mecanismos de defensa y pulsiones etnocéntricas que le hacen actuar según su especificidad, según la psicología profunda de la Nación y sus transformismos, necesarios todos ellos para sobrevivir a la lucha con otros Estados (…) El Estado nace, se desarrolla y crece con tendencia a vivir o a morir según su potencialidad espiritual intelectual en relación a las de los circunvecinos limítrofes o las de los Estado Potencia”.

En el caso de Venezuela, la larga historia de lucha permanente está arraigada en el ser colectivo, y es precisamente a partir de allí que la idea de unión cívico-militar impulsada por Hugo Chávez ha avanzado y ha permitido en lo concreto la derrota directa durante dos oportunidades a los planes imperiales: el golpe de Estado de abril de 2002 y el intento de incursión de mercenarios por las costas de Chuao en 2020.

 


 

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