La ultraderecha venezolana, representada en Juan Guaidó, sorprendió a sus seguidores con un repentino llamado a diálogo con el ejecutivo nacional.
Luego de jugar las cartas de robo de activos millonarios al país, intento de golpe de estado y de violación de la soberanía nacional y solicitud de recrudecimiento del bloqueo internacional (aún durante la pandemia del covid-19), Guaidó pide dialogar con el gobierno.
Parece que esta es la única salida medianamente decente que, al final, le queda al abanderado de los EE.UU. para la oposición venezolana, pero ¿quiere Juan Guaidó dialogar con el gobierno?
¿Cuál fue el planteamiento de Guaidó?
En un video difundido a través de la red social Twitter, Guaidó expuso lo que llamó un “acuerdo para la salvación de Venezuela”.
Durante la alocución, enumeró las condiciones bajo las cuales los sectores más radicales de la oposición, avanzarían políticamente.
Cuando se lee con detenimiento la propuesta, podemos notar algunos confusos planteamientos:
- Venezuela necesita un acuerdo de salvación nacional, pero con intervención internacional.
- Elecciones libres y justas, empezando por la presidencial, cuando éstas no están programadas.
- Levantamiento progresivo de las sanciones, si el gobierno cumple sus condiciones.
- No reconocen al CNE y consideran que las elecciones son una trampa.
Básicamente, es la misma posición que maneja desde su autoproclamación, en 2019:
- “Cese a la usurpación (al manifestar que no reconoce al CNE ni demás autoridades nacionales),
- Gobierno de transición (con la intervención de la “comunidad internacional”), y
- Elecciones libres” (desde el presidente hasta los demás cargos de elección popular).
Con esta bandera, se desató una escalada de violencia en el país, resumida en los eventos de alzamientos militares en la Carlota, Caracas; protestas en el país; concierto e intento de introducir armas disfrazadas de ayuda humanitaria desde la frontera colombiana, además del robo de riquezas detallada anteriormente.
Respuesta de Nicolás Maduro a Juan Guaidó
A pesar de la falta de disposición para un diálogo democrático, manifiesto en la propuesta de Guaidó, el presidente de la república Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, respondió a su mensaje.
Invitó al vocero de los EE.UU. a incorporarse en los espacios que el gobierno mantiene abierto con la oposición, y desde donde se ha llegado a acuerdos, incluyendo las venideras elecciones regionales.
“Si él quiere incorporarse a los diálogos que ya están en curso, desarrollándose en todos los temas, bienvenido. A que se incorpore a los diálogos que ya existen. No a que se crea que él es el jefe o líder supremo de un país que no lo reconoce”, precisó Maduro.
También agregó esta semana cuáles serían sus condiciones para poder avanzar en un acuerdo que realmente guíe a las y los venezolanos a un acuerdo político:
1. Levantamiento inmediato de todas las sanciones y medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela.
2. Reconocimiento pleno de la Asamblea Nacional legítima, electa el pasado 6 de diciembre, y de los demás Poderes establecidos en Venezuela.
3. La devolución de las cuentas bancarias y activos a las instituciones como Pdvsa, Banco Central de Venezuela, y otras más.
Cobertura internacional de la aceptación al diálogo del presidente Maduro
Pero no sólo en la opinión pública hubo discrepancias. También se notó una división importante en la manera como la prensa nacional e internacional, cubrió la noticia.
Unos, buscaron victimizar a Guaidó, asegurando que Maduro no aceptó el diálogo: “Maduro: rechaza sin contemplaciones”, “rechazó a Guidó”, “No acepta diálogo”, “lo rechaza”.
Otros, reconocieron que Maduro aceptó el dialogar y calificaron de “revés”, “golpe de timón”, la solicitud hecha por Guaidó.
Estas reacciones, permiten varias lecturas:
- El mensaje de Guaidó estaba diseñado para que el presidente Maduro rechazara la oferta y así alimentar su imagen de dictador intransigente.
- Al Maduro no responder como se esperaba, la prensa se dividió en apreciaciones:
- Los más comprometidos con la línea editorial, no tuvieron otra opción que mentir abiertamente, bajo la excusa de que no se garantizó un diálogo exclusivo con Guaidó.
- Las agencias más grandes optaron por dejar solo al vocero e hicieron cobertura tradicional de los hechos.
- El vocero opositor ya no cuenta con el apoyo incondicional de las principales agencias de comunicación del mundo, lo que implica que sus dueños dudan del papel de Guaidó.
Esta situación pone en evidencia la pérdida de liderazgo y respeto a la figura de Guaidó, razón política que debilita las posibilidades de acciones radicales contra el gobierno y presiona los escenarios de diálogo.
Vente, no va a elecciones
Otro aspecto a destacar en el escenario planteado por la oposición, es el rechazo nuevamente del partido de María Corina Machado a participar en las próximas elecciones regionales.
Con esta decisión, la oposición garantiza un brazo abiertamente confrontativo, útil en caso de perder las elecciones.
Una táctica ya conocida y practicada en los últimos 20 años de gobierno revolucionario y que, al parecer, la oposición insiste tercamente en mantener, aunque no ha dado los resultados esperados.
Con este paso de Vente, tenemos que el escenario político de oposición se mantiene tal y como siempre ha estado:
- Grupos democráticos, que reconocen la presidencia de Nicolás Maduro, darán la pelea por la vía electoral y abren espacios de dialogo con el gobierno nacional.
- Grupos dictatoriales, que no reconocen al presidente, no participarán en elecciones, se niegan al diálogo y favorecen la intervención extranjera.
El único punto de inflexión es que la pérdida de la apuesta de Trum contra Maduro, debilitó a la oposición y sus planes de «salidas» no democráticas.
También puso en evidencia la fortaleza del chavismo, el cual se sigue presentando como un solo bloque, con un plan de gobierno para el país, en desarrollo, y sometido al juego democrático.