Guaidó: ¿Esperanza, realidad o fracaso? Esto publica The Washington Post

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Un artículo publicado el pasado 5 de septiembre por el analista de la oposición venezolana y fundador del portal Caracas Chronicles, Francisco Toro, en el diario estadounidense The Washington Post, reflejó la postura de este sector adverso al gobierno que confío en la «esperanza pero divorciado en la realidad», de que Juan Guaidó y su gobierno «interino» fuera reconocido.

Toro dice que este opositor fue valiente al autoproclamarse «presidente» pero realmente «no fue aceptado por ninguna de las instituciones estadales de Venezuela. La policía, el ejército, los tribunales (…) reconocen a Maduro como el líder legítimo del país. En lugar de describir una realidad sobre el terreno, reconocer a Guaidó fue un movimiento diseñado para evocar una nueva realidad a través de la presión internacional».

Gobierno artificial y críticas

La publicación hace mención al reconocimiento de Guaidó de manera artificial «movimiento diseñado para evocar una nueva realidad» por unos países que presionan internacionalmente a Venezuela. Tanto en este artículo, como en otros publicados por analistas de esta tendencia; comienzan a criticar la virtualidad de la presidencia de Guaidó.

El analista Toro señala que, «Ahora la única pregunta es sobre la forma en que la oposición puede reconocer e interiorizar ese fracaso. Esta semana, se hizo evidente que se hará de una manera singularmente destructiva; reabriendo viejas heridas y fisuras y allanando el camino a una posible escisión permanente del movimiento de oposición».

Además, el artículo se refiere al indulto presidencial anunciado recientemente por el mandatario venezolano; dice que fue un acuerdo negociado discretamente por diplomáticos turcos.

En cuanto a las próximas elecciones parlamentarias dijo que «de modo que el campo de juego se inclina agresivamente; sin embargo; el régimen acordó permitir que observadores internacionales de la Unión Europea supervisaran la votación. Esa concesión, junto con la amnistía para algunos presos políticos, fue suficiente para atraer a importantes figuras de la oposición».

Fracturas y rivalidades

Francisco Toro describe a Henrique Capriles como un líder opositor con el «más alto perfil en Venezuela». Se refiere al discurso «abrasador» de Capriles recientemente y dice que en ese discurso «Capriles criticó a Guaidó por «jugar a ser presidente en Internet». Parece seguro que una parte sustancial de lo que queda del movimiento de oposición seguirá a Capriles y participará en las elecciones bajo el control del gobierno».

En otras líneas, afirma que «Capriles tiene razón en que la oposición venezolana necesitaba urgentemente una revisión de la realidad. El desafío de Guaidó se había estancado y no tenía mucho sentido pretender lo contrario. Una escalada de la comunidad internacional, por supuesto; será humillante, pero el riesgo de tal humillación siempre se incluyó en el desafío de Guaidó. Era esa posibilidad, precisamente, la que lo hacía tan arriesgado».

Camino a la oscuridad

En un artículo en el que deja ver su rechazo a las elecciones parlamentarias, concluye que la división política entre Guaidó y Capriles es desastrosa y la situación real a pocos meses de desarrollarse el evento electoral «parece encaminarse hacia la oscuridad y la irrelevancia».

Por otra parte, admitió que las medidas coercitivas y unilaterales impuestas por Estados Unidos sobre Venezuela, que afecta la economía de la nación suramericana son acciones que «tienen poco sentido estratégico, sin embargo, la inercia burocrática en Washington sugiere que pueden permanecer en su lugar durante años».

Tajantemente Toro refiere que Guaidó y la extrema derecha venezolana están a favor de imposición de sanciones, aún cuando ya han demostrado fracaso en el reconocimiento interno.

«Una de las muchas formas en que el desafío de Guaidó ha fracasado es alineando estrechamente al Departamento de Estado, no con la oposición de Venezuela en su conjunto, sino con solo una de las facciones en guerra dentro de ella, y una cuya relevancia está bajo una presión creciente».

Fracasó estrategia

Afirma que Estados Unidos nunca debió «tomar partido en este tipo de disputas entre políticos extranjeros. Pero en la medida en que lo haga, debe tener especial cuidado de no terminar en el lado perdedor. Es un obstáculo que tal vez este Departamento de Estado no pueda eliminar en Venezuela».

Concluye que en el escenario político venezolano actual se viene un nuevo fracaso del Gobierno estadounidense, quien a su criterio no debió tomar partido a favor del autoproclamado presidente de Venezuela, que solo ha permitido acrecentar el distanciamiento y la fractura dentro de las filas opositoras.


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