Golpistas prófugos de 2002 admitieron sus crímenes

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Al cumplirse 20 años del rescate del hilo constitucional por parte del pueblo venezolano y los militares leales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), exoficiales golpistas del 11 de abril de 2002, quienes se mantiene prófugos de la justicia, admiten los crímenes que cometieron en la época.

Esto, se evidencia en las declaraciones de algunos de los protagonistas de la conspiración, en entrevistas al medio antichavista Infobae. Uno de los voceros a los que cita el portal informativo es el excontralmirante Daniel Comisso Urdaneta; quien figura en el informe de la comisión especial parlamentaria que investigó los sucesos.

Hoy en día, dicho exmilitar señalado como parte del grupo que planeó y ejecutó el golpe de Estado, afirma que si tuviera la oportunidad no dudaría en repetir “todas las coordinaciones que hice con los pocos oficiales almirantes y menos Capitanes de Navío», en aras de consumar el derrocamiento del presidente Hugo Chávez Frías.

Asimismo, confesó que su papel consistió en garantizar, a través de fuerzas golpistas de la Infantería de Marina y la Policía Militar; que no se cumpliera la activación del Plan Ávila. Así, se denominada la operación cuyo fin era resguardar el orden y la paz en la ciudad de Caracas.

De igual forma, Comisso criticó las divisiones que se generaron en aquellas horas, entre los mismos grupos que formaron alianzas; para deponer al presidente Chávez, aquel 11 de abril de 2002. Señaló que algunos traicionaron ese proceso de conspiración, principalmente entre los dirigentes de la CTV y Fedecámaras.

Conspiradores confesos

Por su parte, el exoficial de la Armada, Carlos Molina Tamayo, confiesa que incluso en el mes de febrero del años 2002, fue uno de los encargados de movilizarse para pedir la renuncia del presidente Hugo Chávez. Por tal motivo, recuerda que eso le costó la baja como militar activo, pero siguió en la conspiración con el ala civil.

“Todo el trabajo que hicimos para llegar hasta la marcha del 11 de abril (11A) fue un trabajo, sin agenda oculta, por la democracia venezolana; pero sí me arrepiento de no haber hecho otras cosas”, al admitir que se mantuvo siempre con la causa del derrocamiento del jefe de Estado.

Además, Molina Tamayo expresó que no se arrepiente de todo lo que hizo durante el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, sino que más bien repetiría las acciones e inclusive «haría más» y actuaría con mayor dureza.

Luego de 20 años, al testimonio de quienes dirigieron las acciones golpistas, se le contrapone el testimonio de cientos de personas que, desde las comunidades, también protagonizaron los hechos que, el día 13 de abril de 2002, devolvieron al comandante Hugo Chávez a la presidencia de la República.

 

 


 

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