Geopolítica de la liberación

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Por: Julio Escalona

En nuestros lares, nace con Francisco de Miranda, sigue con Bolívar y la consolidó el presidente Chávez con firme aporte de Fidel Castro. Surgen el Alba, Unasur, Petrocaribe y la Celac, base para procesos de integración con África, Asia, China, Rusia, Irán, India, Turquía, Cuba, países árabes…

La guerra contemporánea es mundial, perpetua, con formas y contenidos que se alimentan de las ciencias y tecnologías contemporáneas y condiciona la geopolítica de hoy. Su campo de batalla no tiene límites: tanto en extensión (hasta el último rincón del espacio exterior, hasta la luna y otros planetas…), como en profundidad pues desde el cerebro humano hasta la última célula planetaria pueden ser convertidos en instrumentos de guerra.

En tiempos de Clausewitz la guerra era continuación de la política por otros medios. Hoy la política es continuación de la guerra por otros medios. La decisión de ir a la guerra está tomada, la política la hace posible. Hay una interrelación permanente entre guerra y política, conectadas por la diplomacia para la guerra, que desarrolla Trump y la diplomacia para la paz, de Chávez y continuada por Maduro.

El principio: si quieres la paz prepárate para la guerra, lo he cuestionado. La guerra es diaria, perpetua para derrotar la solidaridad y los imaginarios solidarios y convertirlos en predominio de lo individual.

Destruir los beneficios materiales y espirituales de la vida cotidiana y llevarnos a estado de schok, pues según Friedman en ese estado lo políticamente imposible se hace políticamente inevitable. Una población privada de servicios básicos, inflación desenfrenada… Más guerra mediática y psicológica, va refugiándose en el egoísmo y rechazo al otro.

El presidente Bush organizó un golpe de Estado mundial, mediante el derrumbe de las torres gemelas de Nueva York, y creó un nuevo enemigo, el terrorismo. Colocando en schok a la gente para aprobar (“homenaje” a Friedman) la “legalización” de la tortura, cárceles clandestinas, “desaparición” de presos políticos, detención de cualquier “sospechoso” sin presentarlo ante un juez… Se va anulando la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Carta de las Naciones Unidas y todo el orden jurídico y espiritual que se vino construyendo desde la derrota del fascismo en la II Guerra Mundial.

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