El otro día un cura previsiblemente misógino y retrógrado tronó contra la inteligencia artificial (IA). Era el que faltaba. Porque todo avance científico produce esos rebotes. Hay quienes sienten comodidad y seguridad en la ignorancia. La Electricidad de Caracas debió regalar el servicio al principio porque mucha gente sentía temor de esa novedad emparentada con el magnetismo, ese misterio que aún hoy inquieta a mucha gente. Hasta que la convivencia con el bombillo, la refrigeración y el radio fue familiarizando con la ciencia. Ya no se pudo quitar a la gente la lavadora y el teléfono. Poco a poco las calles se llenaron de postes y cables negros. Supongo que algún cura misógino bramó en contra porque no solo son misóginos sino que se oponen a la ciencia.
Hubo en Inglaterra una resistencia apasionada a las máquinas porque quitan trabajo. Un tal Ned Ludd quemó dos telares que amenazaban con desempleo a la artesanía. De ahí nació el neologismo luditas que en cada época designa la resistencia a las novedades tecnológicas. Hoy les toca el turno a los celulares, acusados de perder a la juventud. Supongo que la juventud que inventó la rueda tuvo que enfrentar oposiciones similares. La juventud no quiere esforzarse y por eso usa ruedas, como hoy usa celulares. La juventud está perdida. Siempre lo estuvo. Imagino la resistencia al sextante y el microscopio. El microondas produce no sé cuántas enfermedades.
Siempre he sido amigo de las novedades y cuando niño me soñaba con una computadora de aquellas mainframes enormes como la ENIAC de 1945, con sus 18 000 tubos. Se dijo que producía apagones en Filadelfia cada vez que la encendían. Era mentira del ludismo de la época.
En estos días el enemigo es la IA, como si fuera algo nuevo y no hubiera nacido con la ENIAC, capaz de 5 mil sumas y 300 multiplicaciones por segundo.
La IA no hace nada que la humanidad no haga. Solo lo hace más rápido. Blaise Pascal inventó la máquina aritmética para operaciones sencillas. Pero no tenía voluntad, decía Blas.
Y ahí está el punto de todo esto: la IA no dispone, no sale para la calle con un maletín. No hace falta. No es disposicionera. Lo que pasa es que inspira el animismo de cada época. Pascal era un genio y así cualquiera.
ROBERTO HERNÁNDEZ MONTOYA
@rhm1947
ÚN.