Aunque parezca un lugar común usado en todos los procesos electorales, los comicios de este domingo en Perú tienen todas las cualidades de un episodio histórico.
Y lo es así porque está planteado sobre una dicotomía decisiva entre el continuismo neoliberal o la opción de un gobierno progresista tendenciosamente llamado “comunista” por la derecha local.
Este domingo el profesor Pedro Castillo y Keiko Fujimori tuvieron el último careo televisivo antes de las elecciones. Se realizó en la ciudad de Arequipa, y como en todos los eventos de este tipo, no faltaron los ataques directos que le ponen algo de sal a una campaña que empezó siendo históricamente desabrida.
El candidato izquierdista dio sus mejores golpes cuando dijo que llegaba al estrado con las manos limpias. Esta metáfora muy directa sirvió para decir que no estaba involucrado en procesos de corrupción como sí es el caso de Keiko.
La mención consiguió descolocar a la candidata neoliberal que aspira por tercera ocasión a la presidencia. Fujimori enfrenta causas por corrupción, lavado de dinero y aceptación de sobornos de la empresa brasileña Odebrecht.
La artillería de Keiko se basó en acusar a su rival de peligro comunista, de instigador de lucha de clases; o incitador de una presunta violencia física contra su caravana antes de llegar al debate.
Una oportunidad excepcional
Como nunca antes la izquierda ha tenido tantas opciones de ganar la presidencia en Perú. Y como nunca antes la derecha ha hecho de todo para evitar que eso pase.
La disputa entre Castillo y Keiko dejó servido un amplio sentimiento de malestar con la clase política; y al mismo tiempo un reflejo condicionado por décadas de alienación anticomunista capaz de hacer contradecir a los intelectuales más reputados con lo que alguna vez dijeron antes.
Este es el caso de Mario Vargas Llosa, un conspicuo antifujimorista quien tuvo que tragarse toda la rabia que crió durante años para apoyar a Keiko como el mal menor ante la posibilidad del ascenso de un gobierno popular y de izquierda.
Los sondeos dan una ligera ventaja a Castillo sobre Keiko, pero el margen es el mismo que el porcentaje de error de este tipo de mediciones, por lo que se estima que el panorama a una semana de las elecciones es de un empate técnico.
Según el último sondeo, el candidato de Perú Libre tiene un 51.1% con respecto al 48,9% de Keiko Fujimori. Estos números revelan que la disputa estará bastante cerrada este domingo en Perú.
