El 3 de noviembre de 2020 se realizan las elecciones presidenciales en EE.UU. Este proceso viene en medio de un contexto marcado por la debacle del llamado sueño americano. EE.UU. padece las peores crisis de su historia en lo económico, político y sobre todo en el tratamiento a la pandemia del covid-19, siendo el país epicentro del mundo a partir de la nefasta gestión de Trump al respecto.
Según una reciente investigación realizada por Oxford Economics, Donald Trump obtendrá una derrota histórica. El estudio consiste en un modelo predictivo donde se toma en cuenta aumento del desempleo e inflación.
Este estudio afirma que el mandatario obtendría sólo el 35% de los votos, mientras antes de la pandemia del covid-19, preveían una victoria del 55%. A su vez, indica que para esta fecha la economía estadounidense estará peor que en tiempos de la “gran depresión”.
“Una tasa de paro superior al pico registrado durante la crisis financiera global, una caída del 6% en los ingresos en los hogares respecto a los niveles anteriores al virus y una deflación transitoria harán que la economía sea un obstáculo casi insuperable para Trump en noviembre”, agrega el informe.
Sin embargo, cuando se acercan tiempos electorales para EE.UU. suelen barajearse cartas en el ámbito internacional, que permitan distraer la atención de la población estadounidense de sus problemas reales. De allí la importancia de Cuba y Venezuela.
El voto de La Florida y su impacto en la guerra contra Venezuela
En el caso de EE.UU. el candidato que controle el voto de La Florida, es el que obtendrá la victoria a la presidencia. Sin el apoyo de esta población es imposible obtener resultados satisfactorios.
La población de La Florida está integrada principalmente por cubanos y venezolanos que han decidido hacer vida en este territorio para conspirar en contra de los gobiernos de ambos países. Cuentan con influencia económica, política y en el mundo de la farándula y las comunicaciones con la que pueden incidir a través de la vía conspirativa.
Se trata de comunicadores sociales, actores, políticos de derecha y empresarios que actúan como operadores, es decir, como vaso transmisor desde el imperio hacia los actores de la derecha a lo interno de estos países, quienes concretan en cada uno de ellos la política emanada por los EE.UU.
En tal sentido, esta población orienta su voto hacia el candidato que muestre mayor disposición al derrocamiento violento de los gobiernos de Cuba y Venezuela.
Escalada contra Venezuela
Dos hechos ocurridos recientemente han significado un golpe en la cara de la doctrina Monroe propinados por Venezuela: el fracaso de la operación Gedeón sumado a la captura de dos exmarines gringos y la llegada de buques iraníes con gasolina para la nación a pesar de las duras amenazas de EE.UU.
Estos fracasos sin duda resquebrajan el apoyo del electorado de La Florida que decide su opción a partir del ataque directo de los candidatos contra Cuba y Venezuela. Sin embargo, la arremetida no ha cesado. Para Trump, debe aumentar.
El 18 de agosto EE.UU. y Colombia anunciaron el relanzamiento del Plan Colombia, donde afirman que arreciará la supuesta lucha contra el narcotráfico y el terrorismo (dos de las acusaciones constantes de los perros de la guerra contra Venezuela a nivel internacional).
Durante los 20 años del inicio del Plan Colombia, ambos delitos han aumentado en este país, principal productor de droga del mundo; sumado a la masacre contra líderes sociales que han estado el primera línea de la política de Álvaro Uribe e Iván Duque.
El escenario electoral de Venezuela
El pasado 23 de agosto el presidente Nicolás Maduro denuncia la orden dada por EE.UU.:
«Elliot Abrams y el Congreso de Estados Unidos dijeron que iban a eliminar a Maduro antes de diciembre. La palabra eliminar en un halcón imperialista con antecedentes criminales como Elliott Abrams no puede ser tomada como un juego. Hay una oficina solo para Venezuela y su objetivo es acabar que el liderazgo que yo tengo y represento, con el mando que tengo. Con la autoridad para cohesionar todas las fuerzas políticas, sociales, culturales y militares de la Revolución Bolivariana».
Esta realidad influye en el escenario electoral de Venezuela, precisamente porque los intentos van orientados a una desestabilización permanente dirigida a incidir en la participación de la sociedad venezolana en dicho proceso.
Sin contar los embates en la cotidianidad que han sido generados por la guerra económica desatada contra Venezuela a partir de la orden ejecutiva firmada por Barack Obama en el año 2005.
Los acontecimientos continúan a la orden del día, frente al llamado del gobierno venezolano a estar alerta frente a estas circunstancias.