Como parte de un negocio redondo, a partir de las tensiones que se generan con la operación militar especial que mantiene la Federación de Rusia en Ucrania, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, adelanta un plan para ganar espacio en el mercado del gas para Europa.
Según publicaciones de medios europeos, el objetivo de Biden es garantizar el suministro al continente europeo, para que no dependa del gas que produce y exporta Rusia; a fin de que todos los países del bloque puedan sumarse a las sanciones que promueve Washington contra la nación euroasiática.
EEUU obligó a la UE a sancionar a Rusia (principal proveedor de gas) y paralizar el gasoducto Nord Stream 2 con el q Rusia enviaría gas a Alemania porque EEUU quería vender su gas a Europa 40% más caro. Pero El País titula "Biden ofrece más gas a Europa" como si fuera el salvador pic.twitter.com/hut7jXVnRR
— Karen Méndez (@Karenmendezl) March 25, 2022
De acuerdo con Gasindustrial una asociación española que representa a los consumidores industriales de gas para defender sus intereses, el precio del gas natural licuado que vende Estados Unidos tiene un precio 40% más elevado que el que exporta la Federación de Rusia.
Específicamente, la organización puntualizó que mientras que los consumidores en la Unión Europea pagan 38.42 euros por el gas ruso, ese monto se incrementa a 53.88 euros cuando se trata del gas que llega desde territorio estadounidense.
Gas gringo para Europa
Por otra parte, el sitio web informativo eleconomista.es divulgó que Estados Unidos basa su capacidad de producción gasífera en 7 grandes instalaciones para la exportación. Entre ellas se refiere a Sabine Pass, de Cheniere Energy, en Louisiana y Cove Point Liquefaction, en Maryland, explotada ahora por Berkshire Hathaway.
Asimismo menciona otras plantas como Corpus Christi Liquefaction, de Cheniere, en Texas; Cameron LNG, de Sempra Energy, en Louisiana; Elba Liquefaction, de Kinder Morgan, en Georgia; Freeport LNG, en Texas y Calcasieu Pass, de Venture Global.
La Unión Europea consume alrededor de 150 millones de metros cúbicos de gas ruso cada año; lo que representa más de 40% de la importación de ese insumo en Europa. Por esta razón implica un gran reto tratar de desprenderse de la producción que garantiza la Federación de Rusia.