De los drones a la otra guerra | Por: Beltrán Haddad

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Muchos se sorprenden de la inmensa cantidad de máquinas voladoras, o vehículos aéreos no tripulados (drones) que son utilizados en cualquier guerra, exterminio o genocidio que esté ocurriendo en estos instantes contra un país o un grupo nacional, como el caso de Palestina, o la guerra Rusia-Ucrania, o la agresión a Líbano, a Irak o a Siria, entre otros casos.

Se dice que nunca antes se había vivido este tipo de guerra tecnológica con el empleo del vehículo volador no tripulado llamado “dron”, de vuelo controlado que mata gente, destruye edificaciones y tanques de guerra, equipos militares y vehículos blindados; que, además, sirve para la vigilancia y el reconocimiento del campo enemigo y hasta para espiar o vigilar la vida privada.

Estamos en los tiempos de una guerra tecnológica que no tiene miramientos en el respeto a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario, pero libre para perpetrar genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. Es un tipo de guerra sin control donde prevalece lo injusto en un ataque de dron. Son como la abeja macho o zánganos -dice alguien que así percibe a los vant- que siguen a la reina en una colmena y, por supuesto, es el zumbido. También se ha dicho que el dron simboliza la “guerra del futuro”. Y no lo creo, porque la guerra del futuro es la nuclear y será el final de todas las guerras.

Aquella reflexión de Fidel jamás pasará inadvertida. Fue el 15 de octubre de 2010; él dijo que el uso de las armas nucleares en una nueva guerra implicaría el fin de la humanidad. Fidel hizo referencia a la advertencia perversa que siempre hacen los líderes estadounidenses cuando cometen la violencia guerrerista y buscan justificar la muerte de inocentes como daños colaterales. Pero ellos no piensan que en una guerra nuclear el daño colateral será contra la vida de toda la humanidad.

Algunos dicen que la guerra es inevitable. Eso es fatalismo. Los pueblos -y aquí está el llamado de Fidel- están en el deber de exigir a los líderes políticos su derecho a vivir. Y agrega: “Cuando la vida de su especie, de su pueblo y de sus seres más queridos corren semejante riesgo, nadie puede darse el lujo de ser indiferente, ni se puede perder un minuto en exigir el respeto a ese derecho, mañana sería demasiado tarde.” Cualquier guerra es evitable y desde la guerra con drones se otea en el horizonte la otra: la guerra nuclear. No habrá otra.

 

BELTRÁN HADDAD

ÚN.


 

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