Carl Von Clausewitz decía que la guerra era, en escencia, un «acto político», su continuación pero por otros medios. También la política es un «acto económico – mercantil». Es la sirviente de los intereses enfrentados, sus mediadores para racionalizar el conflicto. El actual conflicto que se vive en Afganistán, si bien representa una crisis política y militar, tiene razones y consecuencias en el mercado que, al analizarse, ofrecen una mejor perspectiva del escenario.
Los talibanes en Afganistán y su vínculo con EE.UU.
Los talibanes son un grupo fundamentalista wahabitas[1], cuyo origen anticomunista los convirtió en aliados de los EE.UU. contra la URSS. En 1996, toman el poder de Kabul, capital de Afganistán.
Tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 -con el derribo de las torres gemelas en EE.UU.– se señala a los talibanes afganos como responsables, lo que da paso a la invasión estadounidense del país centro asiático y la conformación de un gobierno liderado directamente por los EE.UU.
Este evento sirvió de escenario para el lanzamiento de la tesis de “la lucha contra el terrorismo” y la activación de la “policía del mundo” que necesitaba la casa blanca.
Además, impulsó la industria militar norteamericana, permitió re-moralizar a su ejército para activar una nueva cruzada contra el Mundo Islámico y dio la excusa para instalar más bases militares norteamericanas en el medio oriente, que sirven de presión contra el eje sino-ruso-iraní. Se trató pues de un “conflicto” de triunfo seguro, en un territorio favorable.
¿Qué pasa hoy en Afganistán?
Lo primero a entender, es que la salida del ejército de EE.UU. de Afganistán y la entrega del poder a los talibanes, no representa un revés para la política norteamericana. Se trata más bien de un “pase de testigo”, presionada por la actual crisis económica, agravada por la llegada del Covid-19. Desde 2013, EE.UU. viene reduciendo su presencia y gasto en el territorio.
Aunque las bajas civiles, producto del conflicto, no han mostrado el mismo comportamiento:
Negociación, la salida en Afganistán
Para ello, una salida negociada, era una carta absolutamente viable para EE.UU., bajo la condición de que los talibanes hagan de peones en su tablero geopolítico y mantengan sus tareas en la división internacional del trabajo:
- Seguir garantizando “el lavado de dinero de las bases impositivas de los EE.UU. y de países europeos (…) y traerlo de vuelta a las élites de seguridad transnacional”, como afirmó Julian Assange en 2011,
- Mantener e incrementar la producción y exportación de heroína, hacia el mercado europeo y norteamericano.
- Colaboración en los conflictos que ayuden a mantener el precio del petróleo en los rangos que necesita el mercado estadounidense.
- No generar acuerdos con China, Rusia o Irán y mantener acciones terroristas en las fronteras compartidas.
Sobre estos temas, podemos revisar algunos datos:
- Respecto a los precios del petróleo, luego de las noticias registradas y varios factores de mercado, el precio del crudo ascendía a US$70,89 en la referencia Brent, pero cayó este martes, ubicándose en US$66,59. El West Texas Intermediate (WTI) registró un precio de US$68,63 el viernes y este martes llegó a un precio de US$69,03 el barril.
- En 2001, bajo el control Talibán, Afganistán tenía apenas 8.000 hectáreas de adormidera (amapola). Luego de la llegada de EE.UU. y sus tropas, la producción se incrementó en 328mil hectáreas en 2017 y, para 2020, Afganistán concentró el 85% del total mundial de producción de opio destinado a heroína. Los talibanes se convirtieron en los principales benefactores del mercado, con ingresos de 460 millones de dólares; siendo ésta la fuente más importante de ingresos para el grupo.
Esta información, nos permite comprender que estamos en la presencia de una jugada económica, con el beneficio político de mantener un foco hostil y radical contra los intereses económicos de China, Rusia e Irán en la región.
La posibilidad de que grupos talibanes en desacuerdo con EE.UU. (disidencia), grupos en resistencia y pueblo afgano, logren sobrellevar esta crisis y consoliden una victoria, se ve lejano, pues Afganistán es al medio oriente como Colombia a Sur América. Tocará dar tiempo a la situación para que el conflicto se defina y, ojalá, logre sorprender al mundo.
[1] Corriente ideológica que impera en Arabia Saudita