Covid-19 fractura la autonomía monetarista de bancos centrales

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La crisis económica mundial de 2007-2010, denominada, subprime, puso a la Reserva Federal de EEUU a emitir y echar dinero a la calle; hoy, frente la cruda recesión causada por el coronavirus, también.

Y aunque los caudales monetarios puestos a circular no tienen el mismo volumen y mucho menos la misma finalidad, ambos se caracterizan por ser actuaciones no receteadas para los bancos centrales por la ortodoxia liberal, cuyo espíritu y letra exige autonomía del banco de los bancos como garantía para la No emisión de dinero “inorgánico”.

Una auditoría a la Reserva Federal reveló que este banco central proporcionó, entre 2007 y 2010, ayuda urgente y en secreto por 16 billones de dólares a los más grandes bancos norteamericanos y europeos en pleno apogeo de la crisis financiera global.

“La escala y naturaleza de esta ayuda ejecutaron una expansión sin precedente del papel tradicional del sistema de la Reserva Federal como Banco Central prestamista de las instituciones depositarias”, aseguró la auditoría.

Ante la actual pandemia, el salvavidas pedido y aprobado por el Congreso para el gobierno de Donald Trump asciende a 3 billones de dólares, del cual un grueso significativo va hacia grandes empresas, muchas aerolíneas; el resto para medianas y pequeñas empresas, hospitales y seguros de desempleo.

En el ámbito global, la Organización Internacional del Trabajo, OIT, prevé que en el segundo trimestre de 2020 habrá una reducción del empleo de alrededor del 6,7%, es decir, 195 millones de trabajadores a tiempo completo.

Solo en EEUU la tasa de desempleo alcanzó 14,7% en abril pasado, la más alta desde la Gran Depresión, al desaparecer 20,5 millones de empleos en la caída mensual más grave desde que se llevan estadísticas.

«Nuestras estimaciones sugieren una recesión mundial mucho más profunda que la Gran Recesión, dada la disminución de la producción, la inversión, el empleo y el comercio», advierte, según RT, David Malpass, presidente del Banco Mundial.

A los fines de ajustar el valor de la moneda y mantener el control inflacionario, la tesis monetarista calcula el volumen de la masa monetaria del sistema en función del valor de los bienes y servicios generados por la economía.

“Cuando se fue a establecer la independencia de los bancos centrales, sus defensores argumentaron que la competencia de estos últimos, la política monetaria, es una cuestión meramente técnica: mantener la estabilidad de los precios, y que por eso su independencia no afectaba en principio constitucional que reserva al parlamento la toma de las decisiones fundamentales de la política económica”, señala Juan Torrez López, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, en su artículo El Tribunal Constitucional alemán tira de la manta, publicado en blogs.publico.es

En momentos de crisis, al estar y surgir requerimientos de la población fuera de los planes fiscales, la rigidez de esta tesis autonómica y monetarista se desmorona. Trinan las voces que piden emitir dinero no previsto por el fisco para sufragar las necesidades de la población.

Allí se focaliza entonces la discusión. Por un lado, los neoliberales obsesionados por una estabilidad de precios que impide la emisión nueva de dinero y con ello la negativa a dar atención a las necesidades de la población, lo cual evidencia a su vez en un sistema restringido de privilegios y por tanto excluyente.

Por el otro, las fuerzas sociales progresistas que se inclinan por romper la rigidez monetarista para darle atención a sectores marginados por el mercado y el Estado.

La pandemia impone entonces revisar el Artículo 318 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el cual señala: “Las competencias monetarias del Poder Nacional serán ejercidas de manera exclusiva y obligatoria por el Banco Central de Venezuela. El objetivo fundamental del Banco Central de Venezuela es lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno y externo de la unidad monetaria..”

Y reflexionar también sobre el 320, el cual apunta: “En el ejercicio de sus funciones, el Banco Central de Venezuela no estará subordinado a directivas del Poder Ejecutivo y no podrá convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias”.

¿Cómo no financiar políticas fiscales deficitarias frente a sectores sociales marginados e impedidos de producir esos bienes y servicios que según los monetaristas, respaldan la masa monetaria, más en momentos de crisis como el Covid19? ¿De dónde saldrá el dinero para la salud, la alimentación, pago de docentes y pensiones, por citar algunos, cuando una cifra significativa de la fuerza que genera todas las riquezas, los trabajadores, se encuentra en Cuarentena?

Werther Sandoval.

Profesor universitario.

 

Publicado en Últimas Noticias.


 

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