Por primera vez en la historia, los esfuerzos de la mayoría de líderes mundiales apuntan hacia una misma dirección: combatir a un enemigo invisible, que amenaza la vida de los pueblos y la estabilidad de las naciones: el nuevo Coronavirus.
Hasta este jueves, la neumonía causada por el Coronavirus, conocida como COVID-19, sumaba 549.554 casos confirmados y 24.814 fallecidos en todo mundo, un escenario delicado que ha obligado a los gobiernos a paralizar sus economías, para frenar la curva de contagio y proteger a sus pueblos, decisión riesgosa pero acertada, que no todos están dispuestos asumir.
Nuevo foco de la pandemia
China logró controlar el brote, tras 4 meses de batalla y Europa luego de semanas de agonía, por malas decisiones y omisiones, lograron mejorías tras el apoyo logístico y técnico de China, Rusia y Cuba.
Luego de burlas e inacción gubernamental, EE.UU. ha superando la tarde del jueves a China, convirtiéndose en el país con más contagios confirmados: 92.932, sumando 230 fallecidos en un día, par un total de 1300.
El pueblo estadounidense está solo
Con un sistema de salud totalmente privatizado, el coste del tratamiento de la Covid-19, asciende a $35 mil dólares, el pueblo estadounidense se encuentra solo en esta batalla.
Las posiciones encontradas entre los gobernantes de los 50 estados y la negativa de la administración Trump de tomar medidas para proteger a los trabajadores, hacen que el miedo se apodere de la población pobre, que ya ha elevado más de 3 millones de solicitudes de ayudas por desempleo.
La respuesta del gobierno
El presidente Donald Trump pretende ocultar su ineficiencia , poniendo en duda las cifras de contagios y muertes de China; sin embargo parece haber recapacitado de su postura inicial de relajo.
Trump anunció que planea publicar nuevas pautas federales que le permitirán identificar zonas de riesgo bajo, medio y alto para sugerir mantener, aumentar o relajar el distanciamiento social y otras medidas de mitigación.
Sin embargo, los días transcurren y no existe una política clara que alivie la angustia de los estadounidenses en general.
El paquete general de rescate no se hace efectivo y la economía continúa técnicamente paralizada, razón por la que el mandatario insiste en que “el remedio no puede ser peor que la enfermedad” está, refiriéndose al impacto económico de la pandemia, que tendrá su punto más crítico a mediados de abril.
El efecto Trump
Acostumbrado a tener control total de las situaciones, Trump continúa con su manejo empresarial de los conflictos, aumentando las tensiones y acorralando a su “competencia” (gobiernos), evidenciada en el aumento de la hostilidad con Venezuela, Irán, China y Cuba.
El mundo se distancia de las posiciones radicales de EE.UU. y el pueblo estadounidense sufre las consecuencias de la prepotencia de su gobernante, que seguramente tendrá que hacer mayores esfuerzos para llegar a la reelección.
