Claudia López: La alcaldesa “progresista” de Bogotá que cedió a la xenofobia

Bogota's Mayor Claudia Lopez delivers a speech during an event to commemorate the first year of the city facing the COVID-19 pandemic and pay tribute to the health workers who lost their lives fighting the novel virus. (Photo by DANIEL MUNOZ / AFP)

La aventura de xenofobia de la alcaldesa de Bogotá parece estarla alejando del “centro” político; y la está colocando en el terreno peligroso de los dirigentes más reaccionarios que usan el discurso anti migrante para ganar simpatías.

Claudia López, una política presuntamente progresista, que desafío los estereotipos por su condición impenetrable de lesbiana orgullosa, se subió al camión de la xenofobia contra los venezolanos radicados en la capital colombiana.

Sus recientes declaraciones en las que remarca la nacionalidad como un atributo maligno que potencia la sevicia de los delincuentes, le están costando el repudio de la prensa y de ese ámbito de políticos blanditos que llaman progres.

El País la critica

El diario El País de España le dedicó un trabajo para reprocharle su actitud políticamente incorrecta. Le acusan de ir en contra del buen corazón de Duque, quien aprobó un estatuto de protección para los venezolanos cuando estos requieren ayuda.

Pero el medio si bien reconoce que la xenofobia antivenezolana de Clara le resta aliados entre potenciales aliados; menciona que 2 tercios de los colombianos piensan casi igual que ella: rechazan el estatuto de protección del presidente colombiano.

Para la alcaldesa de la capital, los colombianos necesitan medidas de protección, colocando un orden de prioridades fácilmente comprado por la gente, que sin resistencia mastican el discurso de que sus problemas son causados por gente que no nació en el país.

Migrantes malos, migrantes buenos

Al mismo tiempo esta xenofobia selectiva de gente como Claudia López revela una rara virtud nacionalista, porque no es homogéneamente patriota. En su imaginario hay migrantes mejores que otros; o visitantes con instalaciones permanentes que no condenan en sus discursos y con los que conscientemente se desprecian concediéndoles inmunidad para delinquir.

La actitud de Claudia López, alcaldesa de Bogotá es un caso humanamente lamentable; porque viene de alguien que sufriendo el estigma de sentir diferente, apela al discurso intolerante para potenciar su posición política en detrimento de una población vulnerable.

 

 


 

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