Cosas “extrañas” suceden en la capital de Venezuela, pues esta ciudad, que mediáticamente, figura como el epicentro de un “caos” social, político y económico, amaneció este lunes completamente desolada, no porque haya un quiebre democrático como muchos anhelan, ni porque sus habitantes hayan decidido unirse al paro general que la oposición convoca sin éxito desde hace años, sino porque en pleno reconocimiento de la autoridad del gobierno del presidente Nicolás Maduro, los caraqueños se han sumado a la batalla contra el Coronavirus (COVID-19).
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— Mónica Sánchez (@Monicalicras) March 16, 2020
Aunque el asedio contra Venezuela continua y en estos momentos de emergencia, se hace sentir con mayor fuerza, el comportamiento cívico y conciencia colectiva salen al paso y dan grandes lecciones a los personeros que insisten en aprovecharse de la situación y de quienes tildan de extremas las medidas tomadas por el Gobierno Bolivariano.
El discurso de paralelismos de poderes, desconocimiento institucional y de polarización se desvanece con cada decisión del ejecutivo nacional, que paulatinamente asciende en las medidas de protección, las mismas que llevaron al escenario de “Cuarentena social colectiva” que resguarda a los siete (7) estados del país con mayor riesgo de contagio.
La respuestas individuales y colectivas del pueblo de Venezuela contrastan con las acciones de los gobiernos de Europa y el propio Estado Unidos (EE.UU.), países del mal llamado “primer mundo” que hoy enfrentan el pico más alto de la pandemia, luego de omitir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de los Estados con experiencia en la materia.
Seis (6) años de guerra económica, un (1) año bloqueo, de ataques diplomáticos y mediáticos curten la piel de la Venezuela asediada que hoy se enfrenta a un nuevo enemigo silencioso.
