Ante su baja popularidad por la crisis social, sanitaria y política que vive Brasil, el presidente de ese país, Jair Bolsonaro le apuesta a alianzas estratégicas con militares. En este caso, nombró a Joaquim Silva, un militar de la reserva del Ejército como presidente de la estatal petrolera, Petrobras, en sustitución de Roberto Castello Branco.
Bolsonaro tomó la decisión en medio de la inestabilidad institucional de su gobierno. Además de la crisis por el aumento de los precios del combustible, por la que responsabilizó a Castello.
Silva, quien hasta ahora se desempeñaba como director de la parte brasileña de la hidroeléctrica binacional de Itaipú; también fue ministro de Defensa durante el Gobierno de facto de Michel Temer.
«El gobierno decidió designar a Joaquim Silva e Luna para cumplir una nueva misión, como consejero de Administración y presidente de Petrobras, después de cerrar el ciclo, superior a dos años, del actual presidente Roberto Castello Branco», indicó una breve nota del Ministerio de Minas y Energía, publicada por Bolsonaro en sus redes sociales.
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) February 19, 2021
Crisis en Petrobras
Los temores de interferencia política en la empresa estatal provocaron que el precio de la gasolina acumule un aumento cercano al 35% este año y el diésel incrementó un 30%. Este último es el combustible que se usa principalmente para el transporte de carga. En este contexto, los sindicatos de camioneros, amenazan con ir a huelga desde hace semanas.
En medio de las contradicciones de Bolsonaro, quien había prometido cero injerencia del Estado en las empresas estratégicas, refuerza la presencia militar en puestos clave de la administración brasileña. De alguna manera pretende atornillar su poderío con la ayuda de la fuerza, ante una gestión impopular, sobre todo frente a la crisis por la pandemia del covid-19.
Al menos 16 veces ha cambiado o destituido Bolsonaro a algún ministro. De hecho, expulsó al anterior ministro de salud Luiz Henrique Mandetta por desacuerdos en el tratamiento de la covid-19. Mientras Mandetta alertaba los efectos negativos del uso de cloroquina para tratar la enfermedad, el mandatario la promovía. Bolsonaro se negaba al distanciamiento físico y la cuarentena como medidas de prevención. Esto le llevó a un distanciamiento irreversible.
