El gobierno de Luis Arce en Bolivia empezó este jueves la asignación de los Bonos contra el hambre. La medida es un paliativo contra los efectos de la pandemia y las medidas económicas tomadas por el anterior régimen de facto.
El bono es el cumplimiento de una promesa de Arce, quien con ello buscaría reactivar la economía y el consumo; el cual se vio seriamente afectado con las medidas de la dictadura de Áñez.
Esta asignación equivale a 145 dólares y estará destinada para al menos 4 millones de bolivianos como una forma de empezar a corregir el deterioro de la economía causado por el régimen anterior.
“Elaboraron muchas medidas desesperadas, absolutamente desconectadas con la realidad, improvisadas y sin objetivos”, dijo el presidente Arce.
Contemplar la realidad
El mandatario boliviano destacó que las medidas contra la pandemia tomadas por Áñez se aplicaron sin considerar la realidad de la economía interna. Sobre esto dijo: “Sabemos que nuestro pueblo vive de su trabajo, del día a día. Cuando nos encerraron a todos, muchas personas atravesaron serios problemas, sin la posibilidad de salir a generar recursos para llevar el pan a sus hogares”.
De acuerdo a la estrategia del nuevo gobierno, los Bonos contra el hambre están dirigidos esencialmente a la población radicada en las remotas regiones rurales del país.
Para que el dinero llegue a quienes más lo necesitan, Arce instruyó a sus ministros que “allá donde los bancos no llegan, hagamos los esfuerzos para que ellos también reciban del Estado lo que se merecen”.
Reordenar la economía
En este contexto del lanzamiento de este programa social, el mandatario boliviano adelantó que entregará al poder legislativo una serie de normas para reordenar el programa económico que convirtió a Bolivia en uno de los países con el mayor índice de crecimiento en la región y que desmanteló la dictadura de Áñez.
Sobre este propósito aseguró que: “Para que nuestro modelo funcione hay que destrabar jurídicamente y normativamente” lo que hizo el régimen de facto.