El Presidente de los EE.UU. Joe Biden entregó este jueves al Congreso su ambiciosa reforma migratoria. Esta propuesta es calificada como histórica, ya que pudiera significar la legalización de al menos 11 millones de indocumentados en el país.
La norma es una promesa de campaña del mandatario demócrata, y de acuerdo a la prensa que reseña la información, es la legislación de este tipo más importante en las últimas 3 décadas.
El último que consiguió esta haza fue el presidente republicano Ronald Reagan, quien consiguió conceder la ciudadanía a más de 3 millones de migrantes ilegales en 1986.
Los especialistas aseguran que la propuesta es una apuesta osada con limitadas probabilidades de prosperar. En el senado la mayoría demócrata es de apenas un voto. La diferencia la hace la vicepresidenta Kamala Harris, quien por su investidura ocupa el asiento de la presidencia de la cámara alta.
Para que esta norma no termine siendo un encanto frustrado por las matemáticas políticas, necesitaría al menos que 10 legisladores republicanos apoyen la norma, un escenario que luce realmente difícil, ya que el tema migratorio es uno de los que más polariza al país y marca las diferencias programáticas entre demócratas y republicanos.
Adicionalmente a esta dificultad aparente, la propuesta de reforma migratoria de Biden entraña una innovación que pudiera hacerla menos viable.
Ésta rompe con la fórmula tradicional de combinar la reforma con la iniciativa de reforzar la seguridad en la frontera, como una forma de atraer el apoyo republicano a la iniciativa.
En caso de que la propuesta migratoria de Biden no pase la alcabala del congreso, según quedan otras opciones. Una de esas alternativas sería picar la reforma en varias leyes, por lo que en este caso bien cabría el término de “divide y vencerás”.