El 9 de agosto se celebraron las elecciones presidenciales en la República de Bielorrusia, donde Alexander Lukashenko alcanzó sexto mandato con 81% de los votos.
Horas antes de los comicios, previendo la enorme derrota, el comando de campaña de oposición comenzó a denunciar supuesta persecución, siguiendo el conocido guión desestabilizador.
Svetlana Tijanóvskaya obtuvo el 9.9% de los sufragios y ha sido una de las principales voceras de las protestas, denunciando supuesta persecución.
Anna Kanopátskaya (1.68%), Sergéi Cherechen (1.12%) y Andréi Dmítriev (1.04%) fueron los otros candidatos que se presentaron a los comicios, sacando poco más de 1%.
Plan conspirador
Desde junio el presidente denunció un plan desestabilizador para impedir elecciones y señaló que varios gobiernos estaban detrás de la conspiración.
Pese a que no lograron frenar el proceso horas antes y después de los comicios se reportaron protestas violentas en varias provincias.
Alianza contra Belarús
Varios países de Europa han manifestado “preocupación” y han dejado entrever que no hubo transparencia en el proceso, argumentando la carencia de acompañamiento internacional.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, encargada de acompañar procesos electorales en el continente se negó a participar por supuesta “invitación a destiempo”.
No falta nadie en la revolución de color en Bielorrusia: HRW (ONG dirigida desde el Pentágono), Voice of América y Radio Free Europe, pagados por el Departamento de Estado de EEUU y prensa de derechas/proeuropea pic.twitter.com/UKISALWJJm
— On the other side of the Berlin wall (@03690jul) August 9, 2020
Esta situación ha colocado en tensión al Bielorrusia. Autoridades han contenido las manifestaciones y han hecho llamado a mantener el orden público.
Partidarios de Lukashenko están movilizados y aseguraron que defenderán la voluntad popular ante las amenazas que se ciernen sobre su república.
Alta participación
Lukashenko, quien ha gobernado al país europeo desde 1996 (24 años), logró inspirar al electorado con las propuestas de fortalecer la atención social y soberanía.
Belarús es una nación de 9.4 millones de habitantes, de los cuales más de 5.7 millones están inscritos para elegir a las autoridades.
Poco más del 84% de los votantes acudieron a las urnas y 4.652.423 se decantaron por el actual presidente, confirmando una contundente victoria del Gobierno.
“No puedo decir que mañana habrá otra Bielorrusia, o que haya otra sociedad, pero las cosas están cambiando a todos los niveles, es palpable”, manifestó el jefe de Estado.
Venezuela califica de inobjetable la reelección
El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro felicitó al pueblo y Gobierno de Bielorrusia por la victoria democrática.
“Se trata de un triunfo claro que expresa la lealtad del pueblo bielorruso con su soberanía nacional para garantizar su desarrollo integral”, refirió comunicado oficial.
La misiva diplomática califica de “inobjetable la reelección del presidente en un proceso democrático”.
Al tiempo de felicitar a su homólogo, el jefe de Estado expresó su “deseo de profundizar aún más las relaciones bilaterales y fortalecer cooperación estratégica”.
#COMUNICADO| El Pdte. @NicolasMaduro felicita a Belarús por el exitoso desarrollo de la jornada democrática electoral del 9 de agosto, y a su presidente reelecto, Alexander Lukashenko, por la inobjetable victoria alcanzada en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. pic.twitter.com/8OkJ0WMiKs
— Jorge Arreaza M (@jaarreaza) August 10, 2020
Llamado a reconocer resultados
Lidia Yermoshina, jefa de la Comisión Electoral Central de Bielorrusia, pidió a candidatos perdedores a no “agitar a la ciudadanía”.
“Lo más importante es poder aceptar la derrota. Es decir, llegar a un acuerdo, aceptar, felicitar a los ganadores. Fue un proceso democrático y transparente”.
Pocos gobernantes en el mundo movilizan al 84% de su electorado y solo un puñado son capaces de recabar más de 80% de los votos.
Alexander Lukashenko, de 65 años, dio una clara demostración de apoyo popular y ahora deberá sortear los embates de una conspiración nacional e internacional que busca desestabilizar.
