Los puentes son “construcciones que sirven para conectar espacios a los que de otra manera no se podría acceder”, quizá por ello, las batallas más duras por la defensa de este proyecto político, se han librado en puentes, convirtiendo estos, en espacios de conexión entre los hechos, las raíces y la razón de ser de una lucha:
Puente Llaguno (2002)
La oligarquía en su agenda perversa incluyó la necesidad de derramar la sangre de un pueblo, para completar sus objetivos.
Puente Llaguno, fue trinchera y ventana:
Trinchera que protegió del fuego y mantuvo la esperanza.
Ventana que se abrió al mundo, para mostrar la verdad, de una clase política a la que no le importa el sufrimiento de un pueblo.
Puente Simón Bolívar / Tienditas / Unión / Santander (2019)
El ataque frontal de los enemigos de la Patria y sus industrias (musical y mediática) convocó la resistencia de hombres y mujeres que fueron a pelear contra un lobo disfrazado de oveja (“Ayuda Humanitaria”).
La batalla de los puentes, fue rostro y estandarte:
Rostro de un movimiento (chavismo) que pretende ser borrado.
Estandarte de los pueblos decididos a ser libres.
No aprendió el imperialismo las lecciones de Vietnam; los sin franela, los de a pie, los que no tienen que perder y si una Patria que ganar, los volvieron abofetear.
Fransay Riera
